Una de las tantas derivadas de la crisis en los diarios ha sido la constante revisión de sus presupuestos para ajustarlos a la inestable evolución de sus ingresos. Un ritual que antes de la crisis se cumplía sólo una vez al año, pero que en este curso se repetirá en más de tres ocasiones en distintos momentos del año. La incertidumbre en las grandes empresas periodísticas es tal, que cualquier recorte que se haga probablemente no tenga garantizada su efectividad cuatro meses después.
Y es que este curso nuevamente las previsiones más pesistas han quedado en ‘agua de borrajas’ debido a la constante caída de la inversión publicitaria, la sostenida bajada de las ventas y la posibilidad de los editores de generar nuevos ingresos. Los presupuestos que ya se hicieron muy ajustados a finales de 2012 ya no son suficientes, como tampoco lo serán las medidas que se puedan tomar en estos instantes, de cara al final de año.
Quizás los tristemente más favorecidos esta crisis sean los ‘equipos de monitorización’ de los editores. Es decir, financieros que están constantemente peinando el mercado para ver cuál es la tendencia y en función de ésta proponer y disponer nuevos ajustes. Es ello que después de cada revisión presupuestaria –siempre a la baja se deben realizar nuevos ajustes en los diarios ya sea de plantillas o de costes operativos. Por ello los medios están prácticamente en un proceso constante de ajustes, quizás que muchos planes se llegan a solapar con los anteriores.
Lo cierto es que el desconcierto es total, y no sólo en los trabajadores afectados, sino que también entre los directivos que ven cómo sus duros planes no tienen una vida mayor de seis meses o un año. Lo hemos visto en los principales diarios españoles, en los cuales siempre después de un gran plan de recortes se abre la puerta al siguiente plan de ajustes y así los EREs se encadenan con los ajustes operativos y éstos a su vez su unen con los despidos individuales.
Esta sucesión de recortes, pérdida de peso específico de los recursos humanos y materiales y revisión casi constante de los presupuestos genera un efecto casi perverso sobre la marcha operativa de la compañía, que le pide generar nuevos negocios y en definitiva ingresos que les permitan compensar la fuerte caída del mercado. Un círculo vicioso en que la prensa ya ha entrado desde hace varios años y que la dura realidad pide abandonar el momento.
Ante esta situación de desconcierto la gran pregunta es sple ¿Tendremos nuevos recortes en los grandes diarios durante este 2013? La respuesta de los editores es afirmativa y no se descarta seguir los ajustes de tuercas incluso en 2014.
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