La Fundación Kovacs ha hecho públicos los resultados de un estudio pionero a nivel mundial que demuestra que una nueva forma de gestión de los servicios sanitarios públicos es viable y exitosa para el Sistema Nacional de Salud. Esta nueva forma consiste en pagar la aplicación de una tecnología sanitaria en la medida en la que los resultados clínicos y económicos que obtiene en la práctica alcanzan los objetivos fijados.
La revista BioMedCentral Health Services Research ha publicado los resultados obtenidos del estudio científico en el que, prera vez, se evalúa la eficacia del Contrato de Riesgo Compartido (CRC) aplicado en una tecnología sanitaria no farmacológica (intervención neurorreflejoterápicaNRT) que ya había demostrado ser eficaz, efectiva y eficiente. Pilotado en el Servicio de Salud de Baleares (Ibsalut) desde el 1 de enero de 2011 en una muestra de 3.802 pacientes, ha generado hasta el 31 de diciembre de 2012 un ahorro neto de 11.161.893 millones de euros al erario público.
El presidente de la Fundación Kovacs, Francisco M. Kovacs, ha presentado estos datos en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC) ante la presencia del presidente de ésta, Juan José Rodríguez Sendín. Este últo ha indicado que esta experiencia tiene un doble cometido: ‘fomentar la cultura de la evaluación en el sentido económico y clínico, y promover la compensación los aciertos obtenidos en la práctica’. En definitiva, un CRC es aquel en el que la cuantía de los pagos la aplicación de una tecnología depende de los resultados que obtiene en la práctica; es decir, si estos resultados no alcanzan los objetivos mínos establecidos, el sistema sanitario deja de pagar parte o todos los costes de aplicación.
El presidente de la Fundación Kovacs ha sostenido que este estudio demuestra que, en momentos de crisis económica, es posible adoptar medidas rigurosas que seguran la eficiencia de los recursos públicos y benefician a los pacientes, en vez de provisas decisiones carentes de fundamento y que tal vez causen más gastos y perjuicios que beneficios’. Francisco M. Kovacs ha asegurado que los resultados superan los estándares mínos de mejoría fijados para su evolución clínica (determinada el grado de mejoría de su dolor e incapacidad), así como los establecidos para la reducción del consumo de fármacos (que fue suspendido totalmente el 71% de los pacientes) y la reducción de la cirugía (que no requirió ninguno de los pacientes a los que se aplicó esta tecnología durante ese período).
Por su parte, Juan José Rodríguez Sendín ha indicado que los profesionales ‘tenemos que corresponsabilizarnos en la adopción de medidas de eficiencia para optizar el SNS, sin que ello suponga cuestionar sus principios y su esencia’. En referencia a los resultados de este estudio, ha subrayado la necesidad de ‘evaluar no solo para estar, sino también para continuar y permanecer’.
Hasta la fecha, el contrato de riesgo compartido se había utilizado para cubrir de manera temal la aplicación de fármacos caros y de eficacia desconocida, desarrollado para enfermedades que carecían de tratamiento satisfactorio y en la que era muy difícil hacer estudios en plazos razonables para determinar su efectividad. Ésta es la prera vez que se aplica un CRC para asegurar que la aplicación de la tecnología era correcta, sus resultados satisfactorios, y los fondos destinados a costearla, eficientes.
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