En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

El ritmo extenuante en las agencias de publicidad, ¿la era de los ‘Precarios Men’?

La publicidad, y otras profesiones como el periodismo, tienen la peculiaridad de que se viven el trabajador aun cuando este no está en su puesto: debe estar al día en tendencias y hechos que le servirán de contexto y atarán inspiración. El problema viene cuando las agencias dilatan sus horarios en oficina o con trabajos concretos en períodos precarios que conducen incluso a la muerte.

 

Imagen publicada en LaRepublica.pe

En este sentido, el director creativo de WR Storytelling Richard M. Wakefield, también profesor universitario en Blanquerna Comunicación, habla en Yorokobu de la era de los ‘Precarios Men’, en la que los profesionales se quejan de los horarios interminables en agencias ‘pero nadie hace nada’.

 

Wakefield señala que ‘someter a un equipo creativo a una presión constante y permanente, reducir los procesos a un tiempo récord, salir tarde cada día, practicar la política del grito y la amenaza y enca pedir más de cinco versiones de cada campaña es absurdo, ineficaz, irracional, inútil y patético’.

 

El creativo añade que ‘una mente cansada y con el disco duro siempre lleno, un cuerpo castigado la taquicardia, el estrés, las contracturas o los nervios en el estómago jamás rendirá a un alto nivel’. Sostiene también que ‘con la mentalidad obcecada facturar, facturar, facturar no se construyen equipos: se sobrevive’, ‘todo lo contrario a la esencia creativa. La que pide cine, música, libros, cómics, fotos, exposiciones y diseños. Y tiempo para compartir y conversar. Y dormir más’.

 

Las teorías clásicas sobre el proceso creativo enseñadas en publicidad profesores como Eva Aladro y Caridad Hernández (UCM), hablan de una etapa necesaria para llegar a una idea: la incubación, momento en el que la persona abandona conscientemente su problema y se dedica a otra tarea distinta.

 

Incluso hablando de inspiración, la creativa publicitaria Mónica Moro contó a prnoticias, que no lee libros de publicidad y que prefiere otro tipo de lecturas que le ‘saquen de la endogamia en la que vivos’. 

 

Richard M. Wakefield apunta respecto a los horarios interminables en agencias de publicidad: ‘O dejamos de hacer ver que no pasa nada o al final pasará algo…’. Algo que de hecho ya ha pasado. El pasado mes de diciembre Mita Diran, una joven redactora creativa de la agencia de Young & Rubicam en Yakarta, Indonesia, fallecía tras publicar en Twitter que estaba trabajando 30 horas seguidas.

 

LaRepublica.pe explicaba que la profesional ‘se vanagloriaba de llevar trabajando 30 horas sin parar y lo comunicó a sus contactos en Twitter, sin saber que ese era el últo mensaje que dejaría en su vida’.

 

Partiendo de esto se puede también deducir que se trata además de un problema puesto de un drama autoasilado. El problema se convierte también en intrínseco debido a la creencia de los mismos publicitarios de que sólo son útiles y eficaces si trabajan hasta la extenuación y que esto es positivo y los hace mejores profesionales que el resto. Estaríamos ante una competitividad mal enfocada.

 

En este apartado del g tampoco los profesionales hablan de sus horarios concretos en agencia y es prácticamente posible conocer el número de horas hasta que ocurren este tipo de desgracias.

 

Durante una entrevista a Onda CRO Fernando Lázaro (BTOB) habla de los horarios de agencia (minuto 23:11) y Marta Gutiérrez (Shackleton) y Patricia Sanz (Ogilvy) hacen lo mismo (minutos 37:17 y 39:00).

 

Estas prácticas podrían no ser exclusivas del mundo de la publicidad, si bien debería considerarse lo menos la dificultad de la mente para crear con pocas horas de sueño. Fuera del sector, Moritz Erhardt, un estudiante de 21 años en prácticas en el Bank of America, moría tras 72 horas de trabajo. A raíz del suceso varios banqueros han explicado que muchos becarios hacen jornadas de 14 horas al día para intentar progresar dentro de la empresa.

 

Un estudiante de la misma residencia que Erhardt, recoge Expansión, afirmaba: ‘Ves a gente con los ojos vidriosos y bebiendo cafeína para aguantar, pero nadie se queja que las recompensas potenciales son enormes. Competos trabajos muy bien pagados’. Otro becario del lugar comentaba que ganaba al mes 2.700 libras (3.156 euros) y que su compañero se desplomó debido al agotamiento. 

 

 

Seguiremos informando…

 

Seguir a @nahirvallejos  

 


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