Compañías privadas, como empresas farmacéuticas y agencias de seguros, van a poder comprar datos que figuran en los historiales médicos de los pacientes de la Sanidad Pública Británica. El argumento que comparten los defensores de esta medida es que compartir la información contribuirá a hacer avanzar más rápido las investigaciones médicas.
La llegada de Intet levantó todas las alarmas sobre la protección de datos relacionados con la salud de los individuos; una preocupación que ha perdurado en el tiempo y que ha creado recelo en los usuarios, quienes, como poseedores legales de sus datos personales, quieren tener control sobre la difusión de estos datos. En este contexto, puede resultar cuanto menos disparatado que la Sanidad Pública Británica esté considerando vender los datos de sus pacientes.
De este modo, el anonato no estará garantizado en el Sistema de Salud de Inglaterra. Y, aunque algunos defienden que esto permitirá avanzar más rápido en las investigaciones médicas y consecuentemente salvará vidas en el futuro; otros advierten que los ciudadanos no podrán saber quién tiene su historial ni para qué lo está utilizando.
El Director del Centro de Información, Mark Davies, reconoce al diario ‘The Guardian’ que ‘a pesar de que se elinarán algunas informaciones personales, hay un pequeño riesgo de que algunos pacientes puedan ser reidentificados’. Y es que, una vez se ponga en marcha el proyecto, desde el punto de vista legal, será posible distinguir si quienes han pedido acceso a los datos son departamentos gubernamentales, universidades, compañías farmacéuticas o de seguros.
Quienes no deseen que sus datos salgan más allá del ámbito de la NHS, deberá hacerlo constar a su médico de cabecera.
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