El Big Data genera muchas dudas en la actualidad, ya que todavía queda mucho construir y trabajar en este sentido. Las compañías todavía no son conscientes de los ‘peligros’ que puede generar el tratamiento de datos de los usuarios fuera de la legalidad y, ello, IAB ha organizado un desayuno temático en torno al ‘Tratamiento legal del Big Data’, con el objetivo de fijar una estrategia de ‘compliance’ al respecto. En él han participado Paula Ortiz, directora jurídica de IAB Spain; Katy Hoffman, Business Development Director Spain de E.Life; Iñaki Gogeascoechea, Country Manager de Weborama; y Leandro Núñez, abogado y socio de Audens.
Muchos de los estudios que se han publicado a principios de este 2014 sobre tendencias en el sector, como el de E.Life, reflejan el cambio de las reglas de la monitorización, el que las marcas pasarán a centrar su atención en el consumidor. De esta forma, las empresas, al comprender que no existen consumidores monomarca, deberán aislar los grupos de consumidores y comprender su jornada a través de menciones a marcas, checkins, deseos de compra y hábitos de búsqueda.
Además, en estos estudios se apunta que durante los próxos meses se producirá una unión entre las Redes Sociales y el Big Data, gracias al cúmulo de datos recogidos y analizados las empresas dedicadas al social media, y dada la tendencia de los consumidores a compartir cada vez más información sobre ellos mismos. Pero todo tiene un límite…
¿Qué es el Big Data?
Antes de ver los límites legales que existen en este sentido, contextualicemos este artículo para ofrecer una definición sobre qué es Big Data: el anglicismo ‘Big Data’ ha servido para denominar un fenómeno que da cuenta tanto de la gran cantidad de datos generados en ese ecosistema, como de la complejidad de sus relaciones o de la velocidad a la que aparecen. Sus características son, según Iñaki Gogeascoechea, ‘velocidad, variedad y volumen’.
El propio Iñaki Gogeascoechea lo define como ‘la revolución industrial de la gestión de datos en la actualidad’ y Katy Hoffman repite las palabras de una comisaria europea asegurando que ‘el dato es el nuevo petróleo’.
Su propio significado apunta a la gran otunidad que ofrecen los instrumentos técnicos de que disponemos para explotar esos datos. Ya sea en forma de verdaderos ‘yacientos’ informativos o como rastros digitales que caracterizar y perfilar para predecir gustos, tendencias, necesidades, etc. Sus beneficios son claros: ‘optizar la planificación de medios, incrementar el conociento que se tiene de los clientes, retenerlos, poder realizar cross selling y up selling y enriquecer el CRM’, afirma Iñaki Gogeascoechea. Pero la proliferación y accesibilidad crecientes de los conjuntos de datos asociados al fenómeno de marras hacen que la privacidad e intidad se vean considerablemente amenazadas, al menos tal y como se conocen en la actualidad.
Tratamiento legal del Big Data
‘La protección de datos es un derecho fundamental’, comenta Leandro Núñez, que ‘da control y disposición para poder tomar decisiones al usuario. Es ello que el tratamiento de datos está sujeto a una serie de obligaciones’. Unas obligaciones que suponen el principal problema del Big Data, lo que el abogado recomienda evitar los datos personales y optar la disociación: la anonización de los datos, a los que no se aplica la LOPD.
¿Cómo convertir un dato personal en uno disociado? Leandro Núñez indica que ‘esta conversión debe ser irreversible y el dato ha de obtenerse de forma lícita’. ¿Cómo usar el Big Data con seguridad? El abogado responde que ‘ofreciendo al usuario toda la información: de política de privacidad, aviso legal, aviso de cookies y, cuando sea preciso, solicitar su consentiento. Además, se deben efectuar una supervisión y mejora continuas y contar con contratos adecuados con proveedores’. Y es que el socio de Audens añade que ‘hay dos opciones para tratar datos: el consentiento del usuario o cuando una ley nos los permite’, lo que la clave principal, en definitiva, es hacer las cosas bien.
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