¿Eres de esas personas a las que les da vértigo el hecho de pensar que pasará el día de San Valentín soltero? El 14 de febrero es una fecha que nos provoca una irrefrenable necesidad de sentirnos queridos. Sin embargo, el desamor, la traición, el amor no correspondido y la ruptura ganan al amor una abrumadora goleada. ¿Cuándo es mejor estar solos que mal acompañados?
Miles de parejas se llevan preparando semanas para recibir el día de San Valentín anados a través de las redes sociales e Intet a adquirir parafernalia de todo tipo: velas, bombones, flores, corazones, perfumes, no olvidar juguetes para consumar la noche. Todo con el objetivo de cumplir con cada uno de los ritos del día de los enamorados. Y es que, son muchos los estudios en los que quedan demostrados los beneficios sobre nuestra salud del amor, del romanticismo y de la felicidad en pareja.
El amor es un sentiento que, según médicos y psicólogos, nos ayuda a combatir problemas como el estrés y la ansiedad. Pero lejos de ser un remedio a nuestros males, el amor es una enfermedad. Y la pareja, el paciente del s. XXI.
Así lo afirma José María Caballero, experto en Psicología Clínica y profesor de posgrado de Psicopatología Forense. El psicólogo, colaborador en OndaSaludable, comenta que ‘las tasas de divorcios han superado las de matronio, sin hablar de esto últo como institución’, lo que significa que ‘el índice de fracaso en la pareja es extraordinariamente alto’. En concreto, en 2013 en España se produjeron 130.000 divorcios, y aumentan respecto al año anterior, cuando según el INE se separaron 110.764 parejas.
Desde el ámbito científico, y no como consejeros matroniales, los psicólogos ponen al sistema de pareja al microscopio como si se tratase de un paciente: buscan los ‘virus’ que perjudican a la unión, los analizan, e plementan métodos para corregirlos, ya sea curándolos o facilitando que se rompa. José María Caballero advierte que ‘cuando la relación se rompe en terapia, también es un triunfo’.
El profesor detalla que ‘muchas veces las parejas tienen una visión parcial de la situación y la ruptura no se produce pena o autoengaño’, un proceso que se congele el ‘proceso de selección natural que hace que encuentres otra persona que sea la que realmente encaja con tu vida’.
Y el problema no está en que la pareja discuta: ‘No es malo discutir, ni sobre qué se discute; sin embargo, el formato de la discusión puede ser muy tóxico’. El psicólogo intenta que ambos tomen confianza y discutan en la consulta para analizar la forma de discutir y extraer datos.
En prer lugar, el psicólogo evalúa la espiral de negatividad. En algunas disputas, el bucle de discusión se frena, hay una reflexión mutua y la cosa se reconduce. Sin embargo, hay parejas que entran en espiral de negatividad que parece que no tiene fin. ‘Esto produce amargor sentental y engorda una especie de cuenta corriente de decepción, dolor y sufriento que va minando la relación’, señala José María.
También es tante darse cuenta si se produce un fracaso en los intentos de desagravio, es decir, las parejas que no funcionan, fracasa todo intento de acabar con el estado de discusión, ya sea mediante alguna mueca de humor o alguna caricia.
El psicólogo toma la determinación de que una pareja no va a funcionar cuando los dos se sienten solos, cuando los problemas son vividos todos como muy graves, cuando hablar es inútil y cuando se reescribe el pasado.
Dicho todo esto, parece que queda claro que a veces es mejor pasar San Valentín solo, que mal acompañado.
Seguiremos informando…