La falta de adherencia al tratamiento farmacológico es un problema especialmente frecuente y relevante en la práctica clínica, especialmente en el tratamiento de enfermedades crónicas. Se esta que entre un 2050% de los pacientes no toma sus medicaciones como están prescritas, aunque la tasa de incumpliento varía significativamente según la patología. El parable aumento de las enfermedades crónicas está agravando este problema, con las consiguientes repercusiones a nivel clínico y económico.
Sobre estos aspectos giran las IV Jornadas de Excelencia en Farmacia Hospitalaria, que se celebran hoy en Madrid y que organiza la Fundación Salud 2000 en colaboración con la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). En este foro se revisan los aspectos metodológicos de la adherencia farmacoterapéutica y factores de riesgo, así como su pacto en resultados de salud y en la sostenibilidad del sistema sanitario. También se dan a conocer las iniciativas que se están llevando a cabo en nuestro país, muchas de ellas promovidas la SEFH, para evaluar y optizar la adherencia.
Un problema mundial
Y es que el deficitario cumpliento de los tratamientos se ha erigido, según subraya el Dr. José Luis Poveda, presidente de la SEFH “en la prera causa de fracaso terapéutico”. Y no solo eso, sino que “la no adherencia a los tratamientos farmacológicos provoca un coste estado a los gobiernos europeos de 125.000 millones de euros anuales, y contribuye a unas 200.000 muertes prematuras de ciudadanos europeos cada año”, asegura.
Extrapolándolo a nuestro país, el coste en España se aproxaría a los 11.250 millones anuales, siendo unas 18.400 las muertes evitables esta causa. Para el presidente de la SEFH y responsable del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario La Fe (Valencia), “estos datos deberían hacer reflexionar a las autoridades sanitarias españolas, siendo necesario plementar programas específicos para obtener resultados en salud”. Aunque es posible solucionar el problema totalmente, a su juicio, “los ahorros potenciales directos e indirectos superan con creces a los derivados de muchas medidas puestas de contención del gasto”.
La situación empeora aún más el parable aumento de las enfermedades crónicas, habitualmente más asociadas a dificultades de cumpliento que los trastornos agudos. La propia Organización Mundial de la Salud considera la falta de adherencia un tema prioritario de salud pública debido a sus graves consecuencias negativas
Imtantes repercusiones clínicas… y económicas
Estudios recientes revelan que la repercusión de la adherencia terapéutica deficiente crece a medida que se incrementa la carga de la enfermedad crónica en el mundo y que los pacientes con bajos niveles de cumpliento presentan un peor estado de salud. “Una adherencia baja a los tratamientos crónicos conlleva una evolución desfavorable de la enfermedad, más ingresos hospitalarios y más visitas a los Servicios de Urgencias, tanto, esto tiene una repercusión directa en la salud de los pacientes y en los costes asociados”, asegura el Dr. Javier Merino Alonso, Jefe Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (Santa Cruz de Tenerife).
La falta de adherencia a los tratamientos crónicos se aproxa al 40% e, incluso, “puede superar el 50%”, opina el Dr. Merino. Tal y como explica, “en muchos de los estudios se han realizado mediciones de la adherencia métodos subjetivos, que tienden a sobreestar la adherencia, lo que es posible que el problema sea mayor de lo que pensamos”.
Sus repercusiones alcanzan incluso a la propia supervivencia del sistema sanitario. “La falta de adherencia a los tratamientos influye negativamente en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, afirma la Dra. Dra. Guadalupe Piñeiro Corrales, del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Pontevedra), puesto que se producen fracasos terapéuticos que provocan “la intensificación de los tratamientos, el incremento de los efectos indeseados, la realización de pruebas innecesarias y, en ocasiones, incluso el cambio de estrategia terapéutica otra menos eficiente”.
En este sentido, el Dr. José Luis Poveda aún se muestra más contundente. A su juicio, “una de las claves económicas para mejorar la sostenibilidad del sistema sanitario y para disminuir la morbortalidad pasa, irremediablemente, activar un plan de acción sobre la mejora de la adherencia a los tratamientos farmacológicos”.
De hecho, durante esta Jornada se apunta que aumentar los recursos dedicados a la adherencia terapéutica puede tener una repercusión mucho mayor sobre la salud que una mejora en un tratamiento farmacológico específico: “invertir en fomentar la adherencia es invertir en salud”, sentencia la Dra. Guadalupe Piñeiro, para quien “fomentar adherencia es una de las intervenciones sanitarias con mayor pacto en la mejora de la salud”.
Identificando las causas, adoptando soluciones
Aunque la falta de adherencia a las terapias crónicas tiene un origen multifactorial, son factores de riesgo la complejidad del tratamiento, los efectos adversos de la medicación, la existencia de multiprescriptores sin una adecuada coordinación entre ellos y con el paciente, la falta de información del paciente sobre su enfermedad y su tratamiento, el nivel cultural más bajo, la edad avanzada y el coste de la medicación.
En los últos años existe un incipiente interés optizar la evaluación del cumpliento terapéutico y fomentarlo. “Además de las iniciativas que estamos adoptando los profesionales y las asociaciones de pacientes, la industria farmacéutica está atando nuevos dispositivos electrónicos de administración de medicamentos que nos están ayudando a medir de forma sencilla y objetiva la adherencia de los pacientes”, resalta la Dra. Piñeiro.
Y las nuevas tecnologías están atando también tantes beneficios. En concreto, las aplicaciones para móviles permiten a los pacientes analizar gran cantidad de variables clínicas. Como destaca el Dr. José Luis Poveda, “las Apps más centradas en la adherencia permiten elaborar un informe farmacoterapéutico con los tratamientos, pautas y dosis que emplea el paciente y conectarlo con un sistema recordatorio que mediante alarmas informa de cada toma de medicación”.
Para medir la adherencia existen diferentes métodos objetivos y subjetivos. Los métodos más empleados, como los cuestionarios, recuentos de medicación y registros de dispensación sobrestan la adherencia y los sistemas tipo MENS (que permiten la determinación de concentraciones plasmáticas de fármacos o el recuento de medicamentos) la infraestan. Por ello, el Dr. José Luis Poveda recomienda “combinar varios métodos para una valoración lo más exacta posible”.
Carmen González Madrid, Presidenta Ejecutiva de la Fundación Salud 2000, señala para completar la visión sobre todos los aspectos señalados en relación con la adherencia que “se debería tener en cuenta, además, el papel fundamental que desempeña el entorno familiar en aquellos pacientes más vulnerables, como pueden ser los niños, los ancianos, los que sufren alguna discapacidad o los que tengan dificultades de comprensión de su enfermedad y su tratamiento para conseguir a través de ellos, una adecuada adherencia.”
Farmacéutico de hospital, una figura clave
Pero, independientemente del método empleado, gran parte de la solución al problema de la adherencia radica en el farmacéutico de hospital y su relación con el paciente. El farmacéutico es un profesional sanitario especializado en reconocer y procionar a los pacientes sus necesidades de formación en cuanto al uso de los medicamentos, así como en detectar las preocupaciones sobre su enfermedad, tratamientos y posibles efectos adversos.
“Los farmacéuticos de hospital llevamos años realizando la valoración del cumpliento de los pacientes a los medicamentos que les dispensamos en los Servicios de Farmacia Hospitalaria. Ha sido y sigue siendo parte del proceso de atención farmacéutica”, recuerda el Dr. Javier Merino, quien solicita que “se reconozca esta tarea como parte de la prestación sanitaria que realizamos y de la que debemos dejar constancia en la historia clínica de cada paciente, de modo que ante una evolución clínica desfavorable de un paciente el médico pueda acceder a datos relativos a su nivel de adherencia”.
Dentro del plan estratégico 2020 de la SEFH, y en la línea de Atención Farmacéutica, se valora la medición de la adherencia que se realiza en los Servicios de Farmacia, con el fin de analizar su evolución e plantación a nivel asistencial. Para propiciar el éxito de estas iniciativas se insiste en la necesidad de fomentar la participación de los pacientes en el proceso de toma de decisiones sobre su salud. “Es necesario procionar información de calidad y formación en salud para garantizar la participación de los pacientes”, propone la Dra. Guadalupe Piñeiro, quien reconoce que la clave para que una intervención en este campo sea efectiva es “que esté orientada a cada tipo de paciente y a sus circunstancias concretas”.