Los avances en el tratamiento de la infección de la hepatitis C, que afecta a cerca de 900.000 españoles, han permitido tener tasas de curación cercanas al 80% y alcanzarán el 90% con la llegada de los nuevos antivirales directos. No obstante, “estos deberán complementarse con el interferón pegilado para conseguir altas tasas de curación en distintos tipos de pacientes”. Así lo ha manifestado el doctor Ramón Planas, Jefe de la Unidad de Hepatología del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, durante el Sposio “Panorama del tratamiento de la hepatitis C en el 2014”, enmarcado en el XXXIX Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, y celebrado con la colaboración de Roche.
Durante la jornada, en la que se analizaron los nuevos antivirales y los beneficios de los tratamientos de forma global, el doctor Planas señalaba que “los tratamientos actuales duran entre 24 y 48 semanas y con los nuevos podrán tratarse entre 12 y 24 semanas y con una tolerancia mucho mayor. Sin embargo, es fundamental evaluar si el enfermo puede esperar a tratarse con las nuevas terapias o es necesario actuar con las actuales”.
En este sentido, también han destacado que el interferón pegilado sigue siendo el tratamiento base de las terapias en todos los tipos de pacientes, ya que evita que aparezcan resistencias frente a agentes antivirales directos. De hecho, este fármaco es prescindible actualmente que consigue altas tasas de curación en pacientes con genotipo 2 y 3, pero también en genotipo 1, cuando se asocia a los inhibidores de la proteasa de prera generación. “El interferón es tante actualmente, pero también lo será en el futuro inmediato. Por ejemplo, aunque se incoren terapias libres de interferón, siempre existirá un subgrupo de pacientes más difíciles de tratar sus circunstancias clínicas, analíticas o serológicas que requerirán en algún momento la administración asociada del interferón pegilado” explica el doctor Ramón Planas.
En los últos años han aparecido herramientas que permiten monitorizar la respuesta virológica de los pacientes, lo que permite minizar el gasto económico y la aparición de efectos adversos. Según el doctor Manuel Romero, jefe del Servicio de Digestivo del Hospital de Valme de Sevilla “la monitorización es clave que nos da la posibilidad de tomar decisiones correctas y nos ata un mayor conociento a la hora de interpretar los resultados, ya que, ejemplo, si un paciente inicia un tratamiento con doble o triple terapia y tras cuatro semanas negativiza el virus sabremos que ese paciente tiene muchas posibilidades de curarse”. Asismo, sirve para poner de manifiesto que en ocasiones el tratamiento falla y no se produce una negativización del virus, “lo que significa que han aparecido resistencias y es necesario optar un nuevo tratamiento o la incoración de nuevos fármacos” explica el doctor Romero.
Por su parte, durante el encuentro se ha recordado que en España existen muchas personas infectadas el virus de la hepatitis C, pero que se calcula que solo una tercera parte de los pacientes está diagnosticada, debido a que es una enfermedad que no tiene muchos síntomas y, lo tanto, es difícil de diagnosticar si no se piensa en ella. Por ese motivo, el doctor Planas considera “fundamental que existan planes de actuación parte de las sociedades médicas, pero que además es necesario crear campañas de concienciación con el apoyo gubernamental para mejorar el conociento de la hepatitis C, promover su detección y poder tratar a los pacientes que sean idóneos para cada tratamiento”.