Cuado Mariano Rajoy llegó al Palacio de la Moncloa, muchos se aventuraron a decir que no tenía ningún interés en relacionarse con los medios de Comunicación. Vistos los últos acontecientos quizás estaban muy equivocados. La negativa de las televisiones privadas de retransmitir el debate electoral a las elecciones europeas, sumado al cierre de los nueve canales TDT son los últos episodios de un proyecto cuyo objetivo final son televisiones monocromáticas, sin contenidos políticos y que dejen hacer al Gobierno.
Si se hace una somera revisión las parrillas de las televisiones vemos que casi ninguna –a excepción de una muy dulcificada La Sexta emite contenidos políticos y si miramos más allá, son cada vez menores y residuales las críticas al Gobierno. No es que históricamente las televisiones comerciales tuviesen gran interés estos temas, pero con la amenaza de cierre de las nueve cadenas que finalmente han desaparecido, más las otras ocho cadenas que están en el aire, su margen de maniobra con este tipo de contenidos es casi inexistente.
Este es quizás el mayor triunfo de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Carmen Martínez Castro: borrar hasta el más míno resquicio de política de las televisiones. El últo gran ejemplo es la negativa de las televisiones privadas de emitir el debate de las elecciones europeas entre Miguel Arias Cañete (PP) y Elena Valenciano (PSOE). La justificación histórica de las cadenas es que no es rentable desde el punto de vista de las audiencias, aunque los últos acontecientos han fomentado esta apatía política.
Con todo, y como cabría esperar, las televisiones no han endurecido sus mensajes contra el Gobierno en esta campaña, sino que están a la espera de que no les quiten más emisoras. Esta tensa situación que se ha mantenido más de un año ha sido el escenario perfecto para que Moncloa les mantenga controlados y bajo amenaza de sanción, les ha forzado para evitar este tipo de contenidos y tanto olvidarse de las críticas al Ejecutivo.
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