El (todavía) vicepresidente y comisario de Competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, quiera cerrar tras el verano el caso de posición dominante contra Google, previsiblemente con la solución que ha propuesto el buscador de buscadores y que, sin embargo, no ha sido aceptada los denunciantes, como la Asociación Europea de Editores de Periódicos.
Además, el comisario español tampoco ha atendido una carta que le han enviado los gobiernos de Francia y Alemania pidiendo que ponga más concesiones a Google. Ojo, Francia y Alemania, tradicionalmente pesos pesados en las decisiones de la CE, cuyos criterios en casi todas las materias suelen prar. Pues ni ellos lo han logrado. Por alguna razón Almunia no quiere escuchar, no vaya a ser que lo que oiga no le guste.
Resulta bastante llamativo que Almunia tome postura de forma clara Google, una empresa con más de un pero en Europa, como el pago míno de puestos en nuestro continente o la violación de los principios de privacidad. Una empresa sin empleados, que no crea riqueza, que no reparte en Europa nada o casi nada de lo que Europa le ata. Y en un momento, además, en que defender la industria digital europea debería ser la prioridad UNO del Comisario.
Viendo que este domingo se celebran elecciones al Parlamento Europeo y la Comisión Europea será renovada, quizá lo que el político español esté buscando es un nuevo futuro profesional que plique cruzar el charco . Tras ser diputado, ministro, comisario europeo o secretario general de su partido, toda una vida bajándose de coches oficiales un puesto de trabajo allende los mares podría ser de los pocos estímulos profesionales que al sempiterno bilbaíno le faltarían para completar su extensa y lucrativa vida laboral.
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