Brasil no ha podido comenzar con peor mal pie el Mundial de Fútbol. El evento que pretendía situar a Brasil en el centro del panorama mediático internacional y mostrar una nueva agen del país no ha conseguido alcanzar las expectativas de los pulsores: revueltas y manifestaciones, obras inacabadas de los complejos detivos y problemas técnicos en la ceremonia de inauguración del Mundial han marcado el comienzo del evento para el que muchos creen que Brasil no estaba preparada.
Brasil se desinfla. Muchos fueron los objetores de que Brasil fuera el país que albergase la celebración de un Mundial de Fútbol y unos Juegos Olímpicos. La falta de infraestructuras y el proceso de desarrollo era más bien visto inversores como una otunidad de hacer negocio, más que una otunidad real para el país de experentar un creciento y progreso real. Y al final, la realidad se ha puesto.
Las manifestaciones de algunos colectivos descontentos con la celebración del Mundial en las inmediaciones de las instalaciones detivas y que se saldó con la respuesta parte de la policía con la descarga de gases lacrógenos con siguió ocupar las tadas de gran parte de los periódicos en el día de la ceremonia de inauguración. Pero estos altercados eran solo el comienzo de una serie de adversidades. El estadio en el que se celebró la ceremonia de inauguración y el prer encuentro del mundial estaba aún sin acabar, tal y como aparecía en medios de comunicación y redes sociales antes de comenzar la ceremonia. A esto hay que sumar los problemas técnicos durante la puesta de largo. Prero la rampa desde la cual los artistas que interpretaban la canción del mundial, Pitbul y Jennifer Lopez parecía no subir y después, parte de las luces del estadio se apagaban.
Todos estos problemas en la construcción y finalizado de las infraestructuras de los complejos detivos, de los que Brasil es responsable, vuelven a poner en el centro de la polémica a Brasil, que parece llegar al prero de los eventos internacionales que albergará en los próxos años, sin los deberes hechos. Por su parte la FIFA se desentendía hace unos días en un comunicado de su responsabilidad del inacabado de las instalaciones, dejando una vez más la pelota en el tejado de la administración brasileña.
En este panorama, que parece no juagar a favor de Dilma Rousseff, además 2014 será el año de las elecciones presidenciales y parece que el cla de alegría y festividad que se prometía, no será tal para el gobierno. Entre los últos intentos del país recuperar la confianza internacional está la búsqueda de una agencia de comunciación que se encargue de poner en valor la economía del país y su reputación, centrándose especialmente en el sector agrario brasileño.
El estadio inagural del Mundial de Brasil aún está sin acabar. A este paso terminan antes el punte de la Pepa. pic.twitter.com/cX0Lbh23wL
— Enfermo del Carnaval (@EnfermoCarnaval) junio 12, 2014
La secretaría de estado de comunicación del gobierno brasileño se encuentra inmersa en un proceso de reasignación de la cuenta de relaciones públicas del país para el extranjero valorada en 6,5 millones de dólares, y que en los últos 5 años ha sido gestionada la consultora internacional Fleishman Hillard, tal y como aseguraba The Holmes Ret.
De acuerdo con documentos de la licitación, la visibilidad global de Brasil ha mejorado en los últos años, pulsado el progreso social y económico del país y su condición de anfitrión de la próxa Copa Mundial de la FIFA y los Juegos Olímpicos .
Sin embargo , el objetivo de la secretaria de comunicación del gobierno de Brasil es superar los estereotipos que siguen aquejando a la percepción de Brasil y explicar mejor su política económica en medio de los desafíos actuales.
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