Las vergüenzas de Carmen Martínez Castro suman y siguen. Después de una desastrosa gestión de la Comunicación de Mariano Rajoy, el penúlto sinsentido es la caótica y rocambolesca acreditación a los más de 2.000 periodistas que intentaron acudir a la coronación de Felipe VI. Nada funcionó. Los correos electrónicos remitidos a Moncloa se perdieron y la presora de acreditaciones se estropeó lo que obligó a esperar más de dos horas para poder acceder al evento. Pero lo peor es que Martinez Castro llamó a los directores de los medios para que no informaran de esta situación, quienes lamentablemente accedieron. Martínez Castro debe ditir.
Quienes critican la penosa Comunicación de Moncloa y de Mariano Rajoy, sin ruedas de prensa, con convocatorias mediante televisión de plasma, censurando medios y acordando preguntas con diarios afines, deberían pedir cuentas a Carmen Marínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación y brazo armado de la Comunicación del Presidente de Gobierno. Toda la estrategia o no estrategia de esta inexistente Comunicación pasa sus manos. Y todo el caos reinante es su responsabilidad. Sólo estos hechos debería ditir si es que algo de vergüenza política le queda, pero si alguien no estaba convencido, os daremos una nueva razón para pedir su salida.
El pasado jueves todo el mundo estaba centrado en la coronación de Felipe VI, para la que más de 2.000 periodistas, españoles y extranjeros pidieron su acreditación. Se les invitó a enviar su solicitud correo electrónico para agilizar el trámite y hacer más expedito el acceso a la prensa. Pero nada funcionó como se esperaba. No había nada preparado, miles de periodistas esperando a las puertas de la explanada del Congreso internacionales y nacionales algunos aguardando hasta siete horas según ha podido saber prnoticias. Y sin ninguna explicación realista y coherente.
Al llegar al Congreso a los profesionales se les explicó que se había caído el servidor y que la mayoría de los correos remitidos a Moncloa nunca llegaron a su destino. Es ello que todos debieron dar nuevamente sus datos, los que fueron tomados a mano los responsables de la Secretaría de Estado de Comunicación con sus respectivas fotografías para luego dar paso a la revisión de las identidades los servicios policiales. Luego de muchos minutos se comenzaron a repartir las acreditaciones, pero sorpresa también se estropeó la presora y no se pudieron dar los cats en condiciones. Un nuevo desaguisado vergonzoso que se solucionó de peor manera: dando tarjetas equivocadas, de diferente tamaño y con fotos que no correspondían. Todo con el consiguiente retraso en el ingreso de los profesionales al evento que debían cubrir.
Pero el desastre no para aquí. Y aquí viene lo más vergonzoso si es que lo anterior ya no lo era: Martínez Castro se puso manos a la obra llamando personalmente a cada uno de los directores de los medios para que callasen proponiéndoles un vergonzoso pacto de silencio para que nadie publicase nada. Y lo peor es que los directores aceptaron callar. Vergonzoso que nuevamente se olvidan de las incomodidades de sus compañeros. Y Carmen Martínez ¡dita favor! si es que realmente quiere ayudar a la Comunicación de Moncloa.
Seguiremos Informando…
