Recientemente se ha celebrado el 4º Sposio Fórum Montepríncipe organizado el Dr. Isidoro Bruna, director de la Unidad de Medicina de la Reproducción de HM Hospitales. El objetivo es crear un punto de encuentro entre las distintas generaciones de profesionales de esta especialidad y contrastar así los avances que se van produciendo. Además, los expertos más jóvenes pueden presentar sus ponencias, que son evaluadas los profesionales más prestigiosos en esta área de la Medicina.
En la actualidad, cada vez más parejas tienen problemas para tener hijos y esto se debe, tal y como explica el Dr. Bruna, ‘al retraso en la edad de acceso de las mujeres a su prera maternidad, que en España ya supera los 32 años’. Esto es consecuencia del cambio que ha experentado la mujer en relación con su proyecto vital y a la masiva incoración femenina al mundo laboral. Estos objetivos vitales se abordan a lo largo de la etapa de mayor fertilidad de la mujer y requieren a menudo una intensa dedicación, lo que se tiende a posponer los planes reproductivos, que se inician cuando la fertilidad ha dejado de ser ópta.
Un dato relevante es que en la Unidad de Medicina de la Reproducción de HM Hospitales se realizan al año una media de 450 ciclos de fecundación in vitro (FIV) en sus distintas variantes, y unos 250 ciclos de inseminación artificial, aunque también se consiguen embarazos corrigiendo disfunciones hormonales sin tener que recurrir a tratamientos de reproducción asistida.
‘La fertilidad natural ópta de la mujer se sitúa entre los 18 y los 32 años. A partir de ese momento está perfectamente estudiado el decremento paralelo a la edad que se produce en la capacidad de los ovarios para poder generar óvulos de calidad’, destaca el especialista. A partir de los 37 años ya es muy manifiesta la pérdida de la fertilidad natural y a partir de los 40 años existe un compromiso muy notorio de la reserva ovárica. Es excepcional conseguir embarazos con óvulos propios en edades superiores a los 4243 años.
‘Otro gran motivo que justifica el incremento de la fertilidad añade el Dr. Bruna es que la calidad espermática está disminuyendo, algo que parece tener su origen en la propia dinámica de las sociedades industrializadas, ya que convivos con múltiples disruptores endocrinos (tabaco, pesticidas) y también al hecho de que nuestros trabajos sean cada vez más sedentarios’.
Hasta cuándo se puede recurrir a la reproducción asistida
Aunque no existe una edad límite para someterse a la reproducción asistida, existe un consenso ético entre los profesionales dedicados a esta especialidad para no buscar embarazos con óvulos donados a edades en las que el propio embarazo pueda comprometer la salud de la mujer. Tal y como declara el Dr. Bruna ‘el sentido común nos dicta que no es aconsejable que una mujer se quede embarazada a los 45 ó 46 años. Es más, nunca empezamos un tratamiento sin que los servicios de Medicina Interna hayan dado previamente el visto bueno’.
Y es que la edad de la mujer está íntamente relacionada con el centaje de éxito de la reproducción asistida. Así, el Dr. Bruna señala que se consiguen embarazos en el 50% de las transferencias embrionarias procedentes de tratamientos de FIVICSI con óvulos propios en mujeres debajo de 38 años, en el 40% en mujeres entre 38 y 40 años y en el 20% de las mujeres entre 40 y 43 años. Con óvulos donados las tasas son las más altas, y se logran embarazos en el 5560% de las transferencias embrionarias.
La tancia de la vitrificación de óvulos
El principal consejo que da el Dr. Bruna a las mujeres para evitar problemas de fertilidad es que busquen el embarazo de forma natural cuando su situación personal se lo permita y si no se consigue en un máxo de un año teniendo menos de 35 años o en seis meses a partir de los 35, que acudan sin demora a una unidad de reproducción.
‘Pero si la dinámica social no cambia, la alternativa es la vitrificación de los óvulos a una edad inferior a los 35 años. La vitrificación ovocitaria es una técnica segura, cómoda y eficiente para poder diferir la maternidad, que se ha convertido en un procediento rutinario en base a su elevada seguridad en los nacidos vivos hasta la fecha, ha posibilitado poder preservar la fertilidad de las pacientes jóvenes que van a ser sometidas a tratamientos gonadotóxicos u oncológicos, ha abierto la puerta de la fertilidad futura a mujeres sin pareja que no quieren ser madres de forma inmediata y ha resuelto los problemas éticos que conlleva la criopreservación embrionaria’, concluye el experto.