El periodismo vive de informar pero también se nutre de las fuentes con las que se establece una relación de confianza mutua. El últo ejemplo de quiebra de la cadena lo ha vivido ‘The Washington Post’ teniendo que retirar una información tras reconocer la fuente que se lo había inventado.
Los periodistas intentan contrastar todas las fuentes y no dejar nunca un cabo suelto pero, a veces, como le ha ocurrido al diario norteamericano ‘The Washington Post’ la norma no se cumple y te la cuelan. Así ocurría con un artículo de la sección ‘Storyline’ (‘Argumentos’) del diario cuando uno de los entrevistados se inventaba un par de encuentros que nunca existieron.
Dicha sección, ‘Storyline’, se centra en historias relacionadas con políticas sociales de actualidad. En esta ocasión, el tema profundizaba en algunos estudios que ponen de manifiesto las altas tasas de Sida entre homosexuales de raza negra, pese a tomar las mismas precauciones, siendo un testonio no del todo cierto como así se veía obligado a aclarar el editor en una nota.
Finalmente, en ‘The Washington Post’, se rectificaba incluyendo el siguiente texto: ‘Nota del editor: Varios pasajes han sido retirados de esta historia que la fuente para esos extractos, Mickyel Bradford, ha admitido que se los había inventado. Las partes inventadas incluyen la descripción de una comida en la ciudad de Bradford y un baile al que dijo que asistió con un hombre identificado como Seth. Bradford ha confirmado que los dos hombres nunca discutieron hacerse la prueba del Sida. Todos las partes que plican a ambos hombres han sido retiradas’.
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