No cabe duda de que el silencio es un elemento de la Comunicación en sí mismo, con el mismo valor que el de la palabra ya sea tanto en el ámbito profesional como en el de la Comunicación interpersonal. Un elemento que cuenta con una gran tancia dentro de la estrategia empresarial debido a la capacidad que posee para intervenir en el interlocutor. Y que no debe ser descuidado.
El silencio puede delatar las fortalezas y debilidades de una marca al igual que puede hacerlo en un jugador que se encuentra inmerso en una partida de póker, donde hay que evitar todos los medios que el oponente sepa cuál es nuestra jugada. En este caso se utiliza la estrategia del ‘poker face’: gestos para engañar al rival y Comunicación visual muy potente para convencer sobre lo que se quiere que vea el contrario.
Pero una vez hayamos convencido al oponente, gracias a este juego entre silencios y Comunicación visual, es el momento de sacar ese ‘as bajo la manga’ que ponga la guinda a un pastel que sobresale enca del de nuestros competidores. La atención del usuario está asegurada. Siguiendo con este símil, el ganador será aquella marca que ha sabido jugar bien sus cartas y se ha preocupado estudiar a sus contrincantes para saber cuál es su percepción que tienen sobre ella. Por tanto, el silencio debería generar una pausa de reflexión que capte la atención del público.
Además, según los expertos, el póker no siempre se gana con buenas cartas, sino con un juego profesional y lpio que anticipa los movientos del contrincante. Por ello, el silencio es prordial en estas jugadas que se intercalan con la Comunicación visual.
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