Miembro del CES Europeo, y número 5 en la lista de UPyD para las europeas, Enrique Calvet explica qué es necesario un golpe de tón que cambie métodos, estructuras y estrategias.
Hay muchas personas que, no siendo duchas en algunos galatías de organización de los Partidos, han confundido la Iniciativa que acabamos de lanzar para un Congreso Extraordinario Urgente de UPyD con la convocatoria (extraordinaria, eso sí) de este sábado del Consejo Político Nacional. Aprovecho para aclarar las cosas: el Consejo es un órgano del Partido, de reunión periódica rutinaria, nutrida de compañeros elegidos en un Congreso y que esta vez se reúne de urgencia para aprobar, exclusivamente (y preveo que masivamente), unos detallados principios básicos irrenunciables, elaborados ya la Dirección, para la política de alianzas (que no fusión ni absorción) de UPyD con otros Partidos. Un tema éste que está presente en cualquier actividad política parlamentaria, que es dinámico y varía según circunstancias y coyunturas (recordemos nuestra fugaz alianza con el Foro Asturias) y que suele resolverse en la gestión estratégica de la Dirección, que para eso, y no para otras cosas, ha sido elegida. Pero en mi Partido, UPyD, hay cosas que se toman a la tremenda y copan las mayores energías. Quizá sea mejor así.
Pero ahora contesto a la pregunta título del artículo, indicando prero que un Congreso, mucho más tante e infrecuente que lo anterior, es una llamada a todos los afiliados y spatizantes para reconvertir, regenerar, reconstruir y relanzar un Partido desde sus cientos para una nueva etapa. Pues bien, desde la serenidad profesional rigurosa, unos compañeros hemos analizado la situación política actual, y, lo que nos ta, la posición y la dinámica de UPyD en estos delicados momentos para servir los ideales recogidos en nuestro Manifiesto Fundacional, que todos compartos. Nuestro diagnóstico es muy, muy preocupante. Por poco que lo que vemos venir se cumpla, es menester un Congreso Extraordinario para dar un golpe de tón y cambiar métodos, estructuras y estrategias. Todo parte de un análisis serio de los resultados electorales de mayo, encuadrado en la dinámica de hoy. No compartos, supuesto, el análisis autocomplaciente y triunfalista de cara a la galería, que cualquier analista serio se ha cargado ya, y queremos pensar que, de puertas adentro, la Dirección sí tiene el nivel de analizar la verdad de frente. Pero, aquí, discrepamos, no es bueno elegir la política del avestruz. Nos hemos planteado comprender sin miedo y a fondo qué UPyD ha entrado en una crisis, y, sobre todo, va camino de una irrelevancia mortal.
Nuestro estudio nos lleva a afirmar que mi Partido, UPyD, debe retomar drásticamente, al menos, tres aspectos esenciales. En prer lugar debe averiguar cómo es posible que en siete años nuestra afiliación sea esmirriada y mucho menor que el número “espantoso” de personas que nos han abandonado, y muy dolorosamente muchas veces. No se puede pretender ganarse a los votantes y a las voluntades “en la calle” y no tener a nadie en la calle. Esta realidad está ligada a muchos fenómenos de gestión, comunicación, claridad de mensajes, apertura democrática, selección méritos, etc… que nos parece urgentíso retomar para competir en unas elecciones.
En segundo lugar, las estrategias políticas seguidas, o su ausencia, han creado, a nuestro juicio, más confusión que adhesiones, sobre todo en los últos tiempos. ¿Quién sabe qué nos hemos inscrito en ALDE, compartiendo lugar con los secesionistas de corte xenófobo, ejemplo? ¿Y después queremos dar bandazos a lo “Pedro Sánchez” a la hora de votar con ALDE? Cito este ejemplo reciente pues no voy a inundar este modesto epigrama con temas sobre Justicia, mercado único, política de alianzas, etc… Un Partido naciente puede vivir de la epidermis un tiempo, pero, a los siete años, y tras el tsunami político reciente no puede seguir con el regate corto, que los votantes, ya cansados, se van a la abstención. Que ha sido la verdadera debacle electoral para UPyD. La adaptación no hecha (incluso con sensación de incapacidad) de adaptarse a una situación política radicalmente distinta y dramática reclama también, a nuestro modesto entender, un Congreso Extraordinario Urgente.
En tercer lugar, y puede ser lo peor, los mensajes torales de UPyD, que existen, que no han cambiado, y existen en las mentes de nuestros próceres coyunturales, no lo dudo, se han diluido mucho y han dado paso a la confusión, a la pérdida de radicalidad transformadora, a la banalización. Es urgentíso recuperarlos con toda contundencia (¿qué es, para las personas que votan, un Estado Federal cooperativo y de baja intensidad, ahora que todo el mundo es federalista sin saber lo que significa y que el estado de las Autonomías ha empeorado en su capacidad de destrucción, aldeanismo anti solidario y empobreciento?). Es otro motivo para un Congreso Extraordinario, instrumento, este sí, único y democrático para aplicar cambios radicales y globales que permitan una regeneración y un relanzamiento profundo de UPyD.
Y ¿ qué urgente? Pues que creemos que esa catarsis ha de provocarse antes de Navidades para preparar con éxito y garantías las próxas elecciones con un UPyD renovado. No digamos si además se juntan las elecciones Generales a las municipales.
Planteamos lo expuesto desde un punto de vista político y profesional, rechazamos cualquier enfoque personalista de ras de suelo. Admitos poder estar equivocados, pese a nuestro rigor, contactos y experiencia. Por eso lo prero que vamos a hacer es elaborar con todo el que quiera un documento base justificativo del qué es necesario, a nuestro juicio, esa acción. Concedemos que puedan tener razón los que propugnan no realizar el Congreso ni cambiar que es mejor la inercia para las elecciones. Aunque no lo vemos. Pero nos reímos de quienes quieren hacer procesos de intenciones de patio de colegio los cuáles querríamos perjudicar a UPyD. Queremos a UPyD tanto o más que ellos, tal vez mejor, y, además estamos convencidos de que UPyD es indispensable y único para construir la famosa “Tercera España de Ciudadanos Libres e Iguales”. Por eso no lo dejaremos caer en la irrelevancia.
*Enrique Calvet es miembro del Comité Económico y Social Europeo y miembro de UPYD quinto en las últas elecciones europeas
