El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que se celebra hoy es uno de los que más expectación ha despertado en el colectivo de enfermeros. Los miembros de esta infravalorada profesión han sufrido con impotencia durante los últimos años la pasividad de la clase política frente a los problemas que les afectan y un incomprensible maltrato por parte de su máximo representante, a quien han denunciado en incontables ocasiones por estar envuelto en numerosos escándalos y por anteponer sistemáticamente sus intereses personales a los objetivos y necesidades del colectivo. Sin embargo, hoy podría ser el principio del cambio que tanto ansían.
En el punto 15 del Orden del Día, se contempla la propuesta de la realización de una Conferencia en la que se aborden los aspectos más relevantes que inciden en esta profesión. Una gran y necesaria noticia para una profesión que lleva estancada más de 20 años. El mérito es de la incansable y tediosa lucha de muchos enfermeros que no han desistido en esfuerzos y recursos por poner en valor su profesión y por sacar del máximo órgano de representación a una persona que se ha creado un importante patrimonio a costa de los colegiados y ‘presuntamente’ implicada en varios casos de corrupción, como la trama Gürtel o los espionajes de Método 3.
Precisamente por este último caso, Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería, se vio incluso sentado en el banquillo del juzgado de instrucción nº 13 de Madrid. No solo debía dar explicaciones por realizar supuestas escuchas ilegales, sino también dar los argumentos oportunos a sus asociados para convencerles de porqué había pagado estas investigaciones con el dinero de los colegiados.
Hasta hoy la representación enfermera en el Ministerio ha estado conformada por el Consejo General de Enfermería y por el Sindicato de Enfermería (SATSE). Dos organizaciones con las que la profesión se siente demasiado hastiada y de los que han pedido dimisiones.
Sin embargo, la Conferencia convocada arroja un rayo de esperanza a la enfermería. Los profesionales piden que se lleve a cabo ‘con ánimo integrador, abriéndola a las sociedades científicas, a los foros profesionales, a los segmentos críticos de la profesión, a los más jóvenes, a los parados y precarios, a los líderes intelectuales, a expertos de otros campos (periodistas, médicos, sociólogos, economistas) y a los presidentes de los colegios de enfermería que mantienen la dignidad de la institución colegial y son marginados y acosados por ello por el Consejo General de Enfermería, para que también cuenten sus experiencias’.
¿El objetivo? El de siempre: aportar una visión multidisciplinar, realista y crítica del colectivo, alejada de intereses personales y de usurpadores.
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