El caso fue investigado a raíz de que Allergan enviara un correo electrónico a servicios de Farmacia Hospitalaria y centros clínicos públicos de rehabilitación que comparaba su toxina botulínica (Botox) con sus competidores. En dicho correo, Allergan informaba de que el precio de Botox es 57 euros inferior al de la toxina botulínica Dysport.
El laboratorio que comercializa esta última, Ipsen Pharma, interpuso una reclamación ante Autocontrol. Tras constatar la naturaleza publicitaria del mensaje, el jurado estimó que omitía información esencial, lo que podía generar una falsa impresión al destinatario. El precio se había adoptado teniendo en cuenta el número de unidades de cada vial y aplicando una ratio de equivalencia de 1:3 entre ambos medicamentos.
El jurado también consideró que este hecho era intencionado. Así pues, Allergan había incumplido los artículos 3.1 y 3.8 del Código de Buenas Prácticas de la industria farmacéutica, y se le aplicó una sanción leve estipulada en el artículo 22.
Ante esta resolución, el laboratorio interpuso un recurso de alzada. Argumentó esta publicidad no era susceptible de inducir a error y, si lo fuera, no había intencionalidad ya que se trató de una ‘iniciativa improvisada de un empleado’ que no fue autorizada por Allergan. Sin embargo, el Jurado ha desestimado este recurso.
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