David Beriain, el periodista de guerra, estrena el próximo 27 de febrero su última película, ‘Amazonas: el camino de la cocaína’ que también será emitida como serie por Discovery Max el próximo mes de marzo bajo el título de ‘Amazonas clandestino’. El periodista se adentra en el VRAE, la actual capital mundial de la coca, y descubre el testimonio de los principales actores del proceso de elaboración y distribución de esta droga. Desde el primer campesino, hasta el principal narco, pasando por el sicario encargado de asesinar a los traidores. Este ha sido el resultado de una investigación periodística en el Amazonas que ha durado un año.
-¿Cómo definirías tú esta película?
–‘Amazonas: el camino de la cocaína’ es un thriller documental y un trabajo periodístico. Desde el lugar donde unos periodistas ven el negocio más rentable del mundo. Un negocio que mueve más dinero que países ricos como Dinamarca o Noruega, y que mata más gente que todas las guerras.
Es una historia que pretende conocer los orígenes del narcotráfico. Ponernos cara a cara con las personas que los mueven y entender por qué lo hacen y no para justificarlo. Quiere saber quiénes son y por qué lo hacen. Entender cómo la suma de los dolores individuales, su pobreza, su marginación, etc. Con todos nos podemos sentir cercanos, pero el conjunto de todos ellos termina formando el monstruo terrible del narcotráfico, que no está dispuesto a detenerse.
-¿Cómo ha sido el rodaje y cómo te has enfrentado a él?
-He estado un año en el Amazonas para poner en marcha este proyecto cinematográfico y la serie que luego se verá en marzo en Discovery Max. La serie abarca más temáticas que el narcotráfico, el tráfico ilegal de madera, de oro, el asesinato a los ecologistas.
Lo he afrontado con mucha ilusión, porque en los tiempos que corren, poder dedicarse a este proyecto un año y poder pasar 26 semanas en el Amazonas, tener los medios para hacerlo, no es fácil y eso se consigue con el apoyo que he tenido. Creo que es un privilegio y es la primera vez en mi vida que tengo la sensación de haber tenido todo lo necesario para hacer esta película. De hecho, si algo ha fallado es por mi propia mediocridad. La situación que vive el periodismo en España y la situación de los documentalistas me hace sentir privilegiado por poder traer esta historia y que la gente pueda conocerla.
-¿Qué te mueve a hacer proyectos, en los que corres peligro, cómo ‘Amazonas: el camino de la cocaína’?
-A mí lo que me engancha no es el riesgo, soy bastante cobarde. Me enganchan las conversaciones con las personas que aunque pueden perder la vida te abren sus corazones y te cuentan lo que significa ser esas personas. Entiendo mi trabajo (el periodismo) como el acto de coger al público y ponerle en la piel de esa persona. No para justificarle, si no para tratar de entender. Cuando las personas ejercen la empatía, pasan menos cosas malas.
Asumo riesgos en virtud de la historia. Es importante que la gente entienda que no estamos locos, que aunque corremos riesgos hay que minimizarlos y hacer este trabajo de la forma más segura posible. Todo puede pasar, pero ni busco, ni quiero el riesgo.
-Poniéndote frente a frente con sicarios o narcos, ¿te cuesta no juzgar a los entrevistados?
-No. Llevo el tiempo suficiente para entender que no soy quién para juzgar a las personas que están en las circunstancias que están ellas. La primera vez que entré a las FARC, conocí a un montón de guerrilleras. Una de ellas me contó que estaba en las FARC por una razón. A pesar de que su familia no era guerrillera, mataron a su padre delante de ella. Con su testimonio aprendí que tengo que cuidarme mucho de decir a nadie lo que es y lo que no. Porque me pongo en la piel de esa persona. Juzgar es un lujo que los reporteros que se manchan con las historias no nos lo podemos permitir.
-¿Qué es lo más importante para ti a la hora de hacer una película como esta?
-La vocación no es hacer una obra maestra del séptimo arte. Nuestra religión son las historias de la verdad, no nos importa el formato. Lo importante es que se escuche, se vea y se entienda.
A mí lo que más me gusta de ‘Amazonas el camino de la cocaína’ y ‘Amazonas clandestino’ es que son historias llenas de acción, de acceso, donde ves cosas que normalmente no se han visto en televisión. Pero a mí lo que más me enorgullece es conseguir la cercanía humana a un abismo moral, cuando uno se asoma a un personaje frente al que uno no sabe qué sentir. Esa incertidumbre moral es inherente a la naturaleza humana. Es decir somos libertad y potencialidad pura. Entonces, ese momento, y esos silencios entre un sicario y yo, o las oraciones que lanzan los narcos consiguen eso. En un medio como la televisión y el cine que te pide rapidez, nosotros somos unos locos que nos sentamos y hablamos con la gente y la escuchamos.
-¿Qué es lo más difícil a lo que te has enfrentado en este rodaje?
-Ha sido una suma de cosas. Lo más difícil y de lo que más orgulloso estoy es que todas las personas que aparecen hablando, con mucha verdad, quieren salir y son conscientes de que están siendo grabadas y han dado su consentimiento. No hemos robado nada. Si tiene algún mérito y alguna dificultad, es que son personajes que quieren contar su historia, aunque sean narcotraficantes.
Son momentos de una intensidad emocional tremenda y de una gran humildad. Un periodista, tiene que empequeñecerse frente a la grandeza del personaje. Tu estas allí y te sientes muy pequeño y muy agradecido de poder compartir ese momento con él. Sientes el vértigo de decir que son muy grandes y yo soy muy pequeño y esperemos que yo no interfiera demasiado a la hora de contar la historia de gente que se está abriendo de una manera increíble. Tu trabajo cambia porque el periodismo en busca de la objetividad intenta extinguir al ser humano entre los datos y el objetivo y desdeña las emociones como algo subjetivo e inabarcable.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
-Proyectos tengo un montón, hace falta que Discovery apueste por mí. Nunca me he sentido tan apoyado en mi naturaleza periodística como ahora. Ofrecemos historias de trascendencia humana que merecen la pena ser contadas.
Seguiremos informando…