Lejos del atractivo que puedan tener para aficionados, curiosos o manitas, los sistemas para imprimir objetos tridimensionales están suponiendo un importante descubrimiento. En ámbitos como la Medicina, científicos e investigadores han empezado a dedicar esfuerzos para demostrar que no solo ofrecen esperanza, sino una solución para ciertos grupos de pacientes que no encuentran un tratamiento efectivo en la Medicina tradicional. En este sentido, un grupo de radiólogos intervencionistas acaba de demostrar que la impresión 3D podría convertirse en una herramienta de gran alcance en la personalización de los tratamientos de radiología intervencionista.
Barack Obama ya pronosticaba que la impresión 3D iba a cambiar la historia de la industria a nivel mundial. No se equivocaba. En el ámbito de la Medicina, cada vez son más los estudios que demuestran que los dispositivos creados a partir de esta técnica pueden ayudar a la ciencia a dar solución a las necesidades individuales de cada paciente y ofrecer opciones de tratamiento menos traumáticos e invasivos.
En la Reunión Científica Anual de Sociedad de Radiología Intervencionista, que se celebra en Atlanta, se ha dado a conocer el estudio ‘3-D printing antibiotic and chemotherapeutic eluting catheters and constructs’, que avala las ventajas de la impresión 3D para el desarrollo de dispositivos médicos personalizados con capacidad para entregar antibióticos y quimioterapia de forma selectiva.
El investigador principal del estudio es el doctor Horacio Ruben D’Agostino, MD, FSIR, radiólogo intervencionista en Louisiana State University Health Sciences Center (LSUH). Junto a un equipo formado por radiólogos, ingenieros biomédicos e ingenieros en nanosistemas, imprimió catéteres, stents y filamentos de bioplástico reabsorbible y los dotó de capacidad para liberar poco a poco antibióticos y medicamentos quimioterapéuticos.
Posteriormente, el equipo probó estos dispositivos en cultivos celulares para conocer si podían inhibir el crecimiento de bacterias y células cancerosas. Descubrió que los catéteres que contenían antibiótico inhibieron el crecimiento bacteriano y que los filamentos que llevaban agentes quimioterapéuticos fueron capaces de inhibir el crecimiento de células cancerosas.
Estos hallazgos demuestran que ya es posible, gracias a la impresión 3D, construir dispositivos a medida que satisfagan las necesidades de cada paciente según sus particularidades anatómicas y sus requisitos médicos. El doctor D’Agostino subraya que en radiología intervencionista ‘se trata a una amplia variedad de pacientes y para algunos, los actuales dispositivos de una sola tala no son una opción de tratamiento’. Tal es el caso de los niños o los pacientes obesos. Para ellos, ‘la impresión 3D tiene un potencial ilimitado’, asegura. Pero además, el hecho de ser biodegradables evita a los pacientes la necesidad de someterse a un segundo procedimiento o tratamiento como cuando se utilizan materiales convencionales.
Con éxitos como este es cada vez más fácil adivinar hacia dónde nos conducen los sistemas de impresión 3D. D’Agostino opina que con los resultados de esta investigación se garantiza el desarrollo de más estudios. El objetivo ahora es recibir la aprobación para utilizar estos dispositivos en seres humanos. El investigador también ve una oportunidad de colaborar con otras especialidades médicas para ofrecer una mayor calidad y atención personalizada a todo tipo de pacientes.
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