Skype, Whatsapp, Facebook o el correo electrónico se han convertido en los canales más utilizados para generar vínculos estables y gratificantes y para que cada miembro de la pareja se sienta acompañado, pese a que les separen cientos o millones de kilómetros. Pero ¿realmente son una herramienta útil para mantener viva la llama del amor, o por el contrario, para espiar y mantener controlada a nuestra media naranja en todo momento?
Todos habremos escuchado alguna vez que ‘para el amor no existen las distancias’. Esta frase ha sido un gran consuelo para las millones de parejas que, debido a la crisis, han tenido que tomar la difícil decisión de vivir en diferentes ciudades, países o incluso continentes. Pero estas relaciones a distancia no son nuevas. Recordemos las historias que nos narraban nuestras abuelas. Esperaban semanas a que les llegase la ansiada carta de amor de nuestros abuelos desde el frente. Ellas ya habían encontrado el secreto para mantener viva la llama del amor: la comunicación. Nosotros, solo hemos cambiado el formato.
El papel, el sobre y el sello han quedado solo para los más románticos. La mayoría de las parejas prefieren eliminar todas las barreras, incluidas las audiovisuales. Así, por ejemplo, Skype es la herramienta preferida para conseguir un mayor ‘efecto de intimidad’. Pero no la única. Twitter y Facebook permiten monitorear la ubicación, el estado de ánimo o las actividades en las que participa la otra persona. Pero también los nuevos círculos en los que se mueve, una posibilidad que puede llegar a ser potencialmente negativa.
Hasta ahora, la ciencia no había explorado el papel que desempeñan las redes sociales en las relaciones a larga distancia. Un reciente estudio publicado en Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking compara la importancia relativa entre las redes sociales y el rol que juegan para ayudar a mantener la ‘cercanía’ cuando se está más o menos distanciado.
El artículo, realizado por los investigadores Cherrie Joy Billedo, Peter Kerkhof y Catrin Finkenauer de las universidades de Amsterdam y University of the Philippines, describe diferencias entre la intensidad del uso y los tipos de uso de las redes sociales entre los dos grupos estudiados: los que mantenían relaciones de amor a larga distancia y quienes geográficamente tenían poco trecho para dar rienda suelta a su amor.
Los resultados de este estudio sugieren que las redes sociales son un medio viable para mantener la relación. Proporcionan contextos sociales y públicos para los procesos de relación que normalmente están limitados en la corta distancia. La principal conclusión a la que llegaron es que aquellos que experimentan una relación a larga distancia son los que más uso hacen de las tecnologías para expresar su implicación y para medir la participación de su pareja. Para el otro grupo estudiado, las redes sociales solo son accesorias.
Los investigadores esperan que estos datos sirvan para estimular el estudio sobre el papel de las redes sociales para ayudar a mitigar el impacto de la separación geográfica entre las parejas.
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