La mayoría de las empresas de telecomunicaciones cuentan con menos de un 40% de mujeres en sus plantillas. Menos de un 20% de los puestos de alta responsabilidad están ocupados por mujeres en las empresas europeas del sector.
A.T. Kearney afirma que el sector de las telecomunicaciones está lejos de lograr la igualdad de género. A.T. Kearney ha elaborado un informe, junto a GSMA, en el que se publican datos referentes a la diversidad de género en las empresas de telecomunicaciones. Los resultados han sido obtenidos a partir del análisis de datos de diversas fuentes y entrevistas a directivos de más de cincuenta compañías del sector en todo el mundo,
El estudio, cuyo objetivo es valorar el impacto de la diversidad de género en el sector de las telecomunicaciones, arroja datos que muestran que se está lejos de lograr el máximo aprovechamiento de los beneficios inherentes a la paridad. Anne Bouverot, directora general de la GSMA, afirma que ‘este informe pone de relieve los beneficios de una fuerza laboral equilibrada’, pero también advierte que ‘sigue existiendo una brecha de género en nuestra industria. Ahora es el momento de que el sector de las telecomunicaciones trabaje para atraer a más mujeres’.
Así, podemos ver que, en el setenta y cinco por ciento de las empresas entrevistadas, el número de mujeres en plantilla es inferior al 40% del total. Estos datos, muestran grandes variaciones, ya que la participación femenina va desde el 10 hasta el 52%, según la empresa. Desde el punto de vista geográfico destaca la cuasi paridad lograda en América del Norte, mientras que en Europa sorprende el bajo porcentaje de mujeres que ocupan altos cargos y la elevada participación femenina en los puestos de menor responsabilidad. Así, menos del 20% de los puestos gerenciales de las empresas de telecomunicaciones europeas están ocupados por mujeres. En el extremo opuesto a América del Norte encontramos la situación de África, donde menos de un 10% de los altos cargos en las empresas de telecomunicaciones son mujeres.
Cabe destacar, como reflejo de lo anterior, que según la ‘2014 Global Telecoms Business Power100 List’, solo seis de las cien personas más poderosas del sector son mujeres, dato que apenas ha variado desde la primera publicación de la lista, en el año 2008.
Una explicación parcial de estos resultados está relacionada con la formación académica. El informe de la OCDE muestra las diferencias entre hombres y mujeres relativas a su formación en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por ello, y a pesar de que en la mayoría de los países líderes en la industria ofrecen la misma educación a ambos géneros, destaca el hecho de que solo un 38% y un 25% de los estudiantes de ciencia e ingeniería, respectivamente, son mujeres.
A ese respecto, Consuelo Prieto, socio de AT Kearney, afirma que ‘la industria tiene que ser más sistemática y rigurosa en el intercambio y la adopción de las prácticas recomendadas y comprometerse a contar con una fuerza laboral diversa para sacar partido de los beneficios de dicha diversidad’.
En este sentido, el sector está empezando a llevar a cabo ciertas prácticas tales como programas de capacitación, planificación de la sucesión laboral, programas de mentoring, concienciación sobre prejuicios inconscientes o programas para detectar y retener el talento. Esta búsqueda del equilibrio se vería recompensada por mejores resultados en las compañías. Además de los beneficios financieros, que revelan algunos estudios (Harvard Business Review, Catalyst,..), destaca el impacto positivo en la economía digital, tanto en los segmentos B2C como B2B, debido a la mayor innovación y mejor entendimiento de las necesidades de mercado que poseen las empresas más diversas.
Algunas empresas ya han comenzado a implantar sus propias iniciativas, entre las que cabe mencionar ‘#InspireHerMind’ y el campamento ‘Girls Who Code’, de la Fundación Verizon (con colaboración de Google en el caso del campamento). También Intel ha iniciado su propio proceso y planea invertir en torno a 300 millones de dólares para construir una cartera de mujeres profesionales de cara al año 2020.
En cualquier caso, tal y como afirma Bouverot, ‘la cultura empresarial es una de las principales causas del desequilibrio de género actual. Sin embargo, los gobiernos y los políticos, junto a representantes de la industria, también deben participar para crear y mantener la diversidad de género en los sectores más pujantes, como el de las telecomunicaciones.