Esta jornada, dirigida a farmacéuticos residentes en periodo de formación, tiene un doble objetivo. Por un lado, proporcionar los conocimientos necesarios al paciente para conseguir la máxima eficacia posible en los medicamentos prescritos, y, por otro lado, posibilitar la continuidad de la comunicación, acompañando al paciente durante todo el proceso terapéutico, garantizando así que este profesional se convierta en una ayuda esencial. Las herramientas necesarias para lograrlo pasan por el control de determinadas situaciones complicadas y por el manejo de habilidades comunicativas que faciliten a estos facultativos acercarse al paciente, empatizar con él y conseguir una escucha activa.
Con un enfoque totalmente práctico, la primera de las sesiones ha estado enfocada a la gestión de situaciones emocionales complicadas como la irritabilidad, la ira o la pena. Posteriormente se abordó la tarea de dar un feedback negativo a los pacientes cuando el profesional farmacéutico detecta que éste no le está diciendo la verdad o cuando existen problemas derivados por una mala adherencia terapéutica. Saber detectar si la comunicación ha sido efectiva o no y lograr el compromiso y responsabilidad de los pacientes son los principales retos en los que se centraron las dos últimas sesiones formativas del taller, que dieron paso a un coloquio final para debatir sobre diferentes aspectos esenciales en una comunicación eficaz.