En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

Incongruencia y demagogia, la combinación ganadora

Imagínense que trabajaran ustedes en una tienda de ropa, por ejemplo. Y que cada vez que hubiera rebajas o promociones, recibiera usted tres cuartas partes de su salario porque claro, la empresa ha visto mermados sus ingresos al bajar los precios ¿Raro, no?

 

En las empresas serias, los precios no están directamente vinculados a los salarios porque parte de las obligaciones de los directivos es precisamente gestionar eso, buscar eficiencias, hacer viables las compañías protegiendo en lo posible empleos y salarios.

 

Esta reflexión viene a colación de la huelga de instaladores que trabajan en las contratas de Telefónica y que está dejando estos días a algunos clientes de la operadora con dos palmos de narices esperando fibra, ADSL o reparaciones.

 

Las contratas de Telefónica, las principales, acaban de firmar una prórroga de sus contratos por tres años más a razón que 500 millones al año, uno de los contratos de prestación de servicios más elevados, si no el más, de la industria española. Telefónica sigue contando con los instaladores que ha formado y que ya le tienen cogido el truco a sus servicios, y las contratas pueden continuar garantizando esa actividad al menos tres años más.

 

¿Qué ocurre? Que los tiempos cambian y el nuevo contrato no es ajeno a eso. Las instalaciones son menos complejas, los técnicos están más experimentados y las horas que se echan en cada domicilio no son las mismas de antes. A cambio, un buen técnico puede acometer más actuaciones ahora de las que acometía antes, y de hecho la mayoría de ellos –profesionales magníficos- son desde hace unos años trabajadores autónomos, precisamente para ser dueños de su tiempo y trabajar a destajo.

 

Sin embargo, lo que a todas luces es una noticia positiva está siendo estos días manipulada a placer por los sindicatos minoritarios, antisistemas y sus secuaces. Con el único resultado de trabajadores que quieren trabajar y no les dejan, broncas innecesarias y clientes inquietos. Una pataleta que coincide, qué casualidad, con las elecciones sindicales en Telefónica donde esos sindicalistas, por llamarlos de alguna manera, se permiten poner en huelga a empleados de empresas que nada tienen que ver con ellos en vez de defender los intereses de los propios trabajadores de Telefónica por los que han sido elegidos.

 

Hay que recordar que esos 15.000 trabajadores, no 40.000 (otra mentira más), son casi todos autónomos y ahora no pueden trabajar por la violencia de los mal llamados piquetes informativos muchos de ellos llegados desde el otro lado del “charco”. Qué pasaría ahora si los 30.000 trabajadores de TdE pidieran responsabilidades a sus colegas sindicalistas si la empresa decidiera mejorar las condiciones de sus contratas externas en detrimento de sus propios trabajadores. Mucha demagogia barata como de costumbre azuzada por los de siempre.

 

Seguiremos Informando…

 

 

 

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