El fiscal a solicitado al juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, el sobreseimiento de la causa contra el ex director de Comunicación de Caja Madrid, Juan Astorqui y otros dos directivos de la caja, Carlos Vela, Ricardo Morado, en el caso de las ‘tarjetas black’ al ‘no formar parte de los máximos órganos de dirección y supervisión de la caja’.
El ex director de Comunicación de Caja Madrid y ex vicepresidente de la consultora Burson Marsteller, Juan Astorqui, puede que al final no termine tan mal parado en el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid.
El fiscal Alejandro Luzón cree necesario distinguir la conducta de Juan Astorqui, Carlos Vela, Ricardo Morado, y Rafael Spottorno respecto a la del resto de imputados que sí tenían la condición de administradores por ser miembros del consejo o la comisión de control de la entidad. ‘Los directivos, a diferencia del resto de imputados, recibieron estas tarjetas claramente como complemento retributivo, como se infiere no solo de las declaraciones de los usuarios y de quienes se las entregaron, sino también del hecho de que tenían otra tarjeta de empresa, está sí de gastos de representación que justificaban debidamente’ aparece en el escrito de la Fiscalía.
Durante su etapa de director de Comunicación y relaciones institucionales, Astorqui, además de otras responsabilidades como marca o patrocinios se convirtió en uno de los hombres que ‘manejaba’ los presupuestos más abultados en el mundo de la Comunicación, su sueldo también era digno de admiración y celos. Según las investigaciones presentadas a la Audiencia Nacional por Bankia, Astorqui disfrutaba de un sueldo anual de 1.370.000 euros, al que habría que sumar los gastos de su ‘tarjeta en b’, que llegaban a hasta los 293.000 euros anuales, con una media de gastos de 36.000 euros mensuales. Además, Astorqui fue uno de los 10 directivos elegidos por Miguel Blesa como beneficiarios de un programa de fidelización. Blesa estableció que diez directivos (incluido Astorqui) recibirían un incentivo a largo plazo (ILP) consistente en una remuneración adicional ligada a los resultados anuales de la caja.
Entre los gastos que Astorqui cargó a su ‘tarjeta black’ destacan más de 55.000 euros en siete años en material mecánico de barcos, gastos de amarre y combustible; 5.000 euros en zapaterías; 23.200 euros en joyerías; y unos 4.000 euros en la sala de subastas de Caja Madrid.
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