La relación entre los dos principales grupos privados de televisión y el Gobierno va de mal en peor. Moncloa no perdona las críticas de laSexta y Cuatro a quienes culpa del desplome en las encuestas y del ascenso de Podemos y Ciudadanos y por ello mantiene una tensa relación con sus principales directivos y una incertidumbre pocas veces vista en el sector.
En este contexto en el que están en el aire ocho cadenas de televisión pendientes del fallo del Tribunal Supremo que se reúne el 23 de junio y además se ha convocado un concurso con otras ocho señales, Montoro ha entrado como elefante en cacharrería y ha acusado a las dos principales cadenas sin nombrarlas de ser ‘televisiones amigas del PSOE’.
Esta declaración, calificada totalmente como salidas de tono por parte de las cadenas son consideradas entre los directivos de Atresmedia y de Telecinco como una declaración de guerra hacia el sector en momentos en que además se estaban limando asperezas y cuando los dos grupos intentaban mejorar el clima para poder optar a las nuevas licencias.
Y es que en esta compleja partida de ajedrez las televisiones habían comenzado a tender puentes y ven que las palabras de Montoro van en una dirección completamente diferente a la del equipo de Soraya Sáenz de Santamaría, que desde hace unas semanas intenta ‘callar’ las críticas de los principales programas de debate de Cuatro y laSexta.
Por su parte en Moncloa tampoco ven bien la inusitada ‘pataleta’ de Montoro, un ministro que va por libre y que tiene una agenda propia en cuanto a declaraciones púbicas se refiere. Soraya y el propio Rajoy esperan llamarle a la cordura ya que consideran que este es un muy mal momento para abrir una guerra con las teles, en época electoral y con la opinión pública en contra. Incluso se plantean realizar una contra ofensiva para excusarse ante las cadenas para cerrar las heridas y buscar el necesario apoyo electoral para evitar el batacazo en las elecciones municipales.
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