‘En la mayoría de los casos de dolores de cuello y espalda, la información obtenida mediante el interrogatorio clínico y la exploración física es suficiente para determinar el tratamiento adecuado. Solo en una minoría de los casos se necesitan pruebas diagnósticas complementarias y afrontar los riesgos que suponen hacerlas’, explica el doctor Francisco Kovacs, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda y presidente de la Fundación Kovacs. Entonces, ¿por qué se realizan tantos TAC o radiografías?
La respuesta del doctor Kovacs es clara. Más del 80% de la población general tiene dolor de espalda alguna vez en su vida. El dato hace que estas dolencias representen ‘un campo comercialmente muy atractivo para todo tipo de productos milagro, desde la almohada maravillosa que evitará el dolor hasta la pulsera mágica que lo resolverá’.
El doctor Kovacs asegura que las estrategias del Marketing sanitario también pueden calar en el colectivo médico. ‘Si el producto es más sofisticado y lo comercializa la industria sanitaria, los médicos también podemos ser víctimas de campañas de márquetin diseñadas de espaldas al interés de los pacientes’, afirma.
Así lo señala en ‘El libro de la espalda’, un documento con el que quiere aportar al paciente información útil, basada en el conocimiento científico y comprensible para que cualquiera sepa cómo ayudarse eficazmente a sí mismo.
El doctor Kovacs no solo acaba con los mitos a los que se les ha atribuido el dolor, como el sobrepeso; sino que orienta al paciente sobre aspectos tan fundamentales como buscar información en Internet o saber las preguntas apropiadas que debe dirigir al médico que le recomienda una prueba diagnóstica
El autor deja constancia de que ‘la investigación médica realizada en las últimas décadas ha modificado drásticamente el diagnóstico y el tratamiento del dolor de cuello y espalda’ y explica que determinados tratamientos de cuya eficacia estaba convencida la comunidad médica han resultado ser inútiles o contraproducentes tras someter sus resultados a pruebas científicas. ‘Lo verdaderamente importante no son las intenciones, sino los resultados, recuerda el doctor.
Y es que, ‘la mayoría de la población cree que si el tratamiento está incluido en el Sistema Nacional de Salud con cargos a fondos públicos, significa que ‘alguien’ ha comprobado la eficacia y la seguridad del mismo: ESTO ES FALSO. En contra de lo que se suele creer, el hecho de que un tratamiento se esté aplicando rutinariamente no significa que se haya demostrado que resulta seguro o eficaz’.
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