La nueva ley de venta centralizada de los derechos del fútbol en abierto mantiene la obligatoriedad de emitir un partido en abierto cada jornada. Un encuentro fuertemente resistido desde la propia Liga de Fútbol Profesional (LFP) y de los operadores de televisión, pero que desde el Gobierno no se han atrevido a abolir por miedo al efecto negativo en plena época de elecciones.
La lógica de la Liga es que la emisión de un partido en abierto resta interés a todo el paquete de derechos televisivos y reduce su valor de mercado. Es por ello que en alianza con los sucesivos tenedores de los derechos han ido recortando competencias al partido que hace diez años podía permitir la emisión de encuentros de primera categoría.
En esas fechas se podían sintonizar al menos un Real Madrid–FC Barcelona o un Real Madrid-Atlético de Madrid pero actualmente se pueden ver equipos que no están inmersos en competiciones europeas. De esta manera se ha pasado de millonarias audiencias en las cadenas autonómicas en el año 2005 hasta los pobres shares de Mediaset.
Precisamente el último valiente en atreverse con el partido en abierto ha sido Cuatro, que por todos los medios ha intentado mejorar sus audiencias, con programas especiales, cambiando el día de emisión e incluso la cadena, pero siempre con el mismo pobre resultado. En la última temporada pocos encuentros han superado la barrera de los 700.000 espectadores.
En este contexto ninguna de las dos grandes cadenas privadas ha manifestado su interés de hacerse con el partido. La mala experiencia de Cuatro ha ahuyentado a Atresmedia y a Mediaset que prefieren olvidar las malas experiencias –antes el partido se emitió en la Sexta con resultados similares- y centrarse en otros eventos deportivos selectivos y de mayor calado.
Con esta lógica Atresmedia renunció a renovar los derechos de Máster Series de Madrid heredado de la fusión con la Sexta, unos derechos que curiosamente fueron adquiridos por TVE que lo anunciaba la tarde del domingo horas antes de la emisión de la final en la que participaba Rafa Nadal.
En el sector incluso hay gente que cree que lo mismo podría pasar con los derechos de la Liga. TVE tiene 35 millones ‘extra’ para la siguiente temporada ya que no emitirán la Champions League, un dinero que podría dedicar a invertir en programas pero además a nuevos derechos deportivos.
En este caso el interés comercial es escaso pero el ‘peso político’ de los derechos de la Liga podrían marcar la diferencia. Incluso desde TVE nunca se ha negado el interés de la cadena en todos los derechos deportivos del mercado siempre que cumplan con los requisitos presupuestarios de la Corporación.
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