Un año más se celebra el Día Internacional de la Enfermería, profesión a la que pertenezco y a la que me dedico desde hace casi 20 años. Vaya por delante, que no soy una persona a la que le guste celebrar este tipo de eventos, más reivindicativos que otra cosa, pero sí partidario del trabajo día a día, no solo aportando valor a la salud a la población, sino también comunicando adecuadamente, para reforzar nuestra ‘marca’, tan debilitada en los últimos tiempos.
Y por eso y desde mi perspectiva un tanto tecnológica, pero sobre todo en lo referente a su uso como medio de acercamiento, me gustaría aprovechar este día para reivindicar esta capa que nos ofrece Internet y herramientas digitales, para comunicar mejor y aportar valor a nuestro trabajo.
Llevamos más de 15 años hablando de e-salud como un canal independiente y muchas veces poniendo el foco en la herramienta, deslumbrados por el hype tecnológico, y no en su finalidad, que no es otra que la de ayudarnos a mejorar en cualquier esfera de nuestro trabajo.
Pero lo cierto es que como profesión vivimos sumergidos en varias dualidades. Por un lado sabemos en qué casos aportamos más valor a la sociedad, pero no somos capaces de colocarlos en punta de lanza para que sean más visibles y actúen como motor impulsor de lo que queremos llegar a ser como profesión. Pedimos más participación profesional (y también social) y una mayor capacidad de gestión, pero seguimos sumidos en estructuras rígidas y verticales, propias del siglo pasado, que tampoco entienden (o no les interesa), que si queremos avanzar como profesión necesitamos liderazgo y participación (entiéndase como se quiera). Pedimos que se nos identifique como profesión independiente, pero seguimos ‘al abrigo’ o generando conflictos con otras profesiones. Y pedimos visibilidad, pero no nos hacemos visibles de forma individual.
Parece que otro año más, seguimos con los mismos retos profesionales encima de la mesa, aunque también es verdad, que empiezan a ver la luz algunas iniciativas con aires de cambio y que tarde o temprano acabarán por recoger y canalizar estas dualidades, hacia una visión compartida de lo que queremos ser como profesión.
Mientras tanto debemos empezar a pensar en el término e-salud como en una capa o una lupa que aumenta nuestras posibilidades, que potencia nuestra comunicación, que nos acerca a otras personas, que nos ayuda a reforzar la marca enfermera, que mejora nuestra capacidad investigadora, que nos aproxima a modelos de relación horizontales y de atención centrada en la persona y en definitiva, que nos permita dar un valor añadido a la salud de la población.
José María Cepeda, Enfermero de Emergencias Sanitarias 112 Sacyl. Máster en Tecnologías de la Información y la Comunicación en educación. Creador de Salud Conectada.