En los últimos 20 años han crecido de forma exponencial, en todo el mundo, las unidades específicas dedicadas al tratamiento de las fases iniciales de la psicosis, cuyo objetivo es diagnosticar lo antes posible y evitar que la enfermedad se instale en la vida de estos pacientes lastrando su porvenir de manera irreversible.
Para los especialistas, la clave radica en disponer de tratamientos eficaces pero sin olvidar que es imprescindible que sean bien tolerados por los pacientes para garantizar el cumplimiento.
Así lo han puesto de manifiesto los expertos que se han dado cita en el marco del III Encuentro VIVE “Guiando el futuro de la esquizofrenia”, organizado por el Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y CIBERSAM, con la colaboración de Janssen, con el objetivo de abordar este y otros aspectos y mejorar el futuro abordaje de las personas con esquizofrenia.
Según el Dr. Julio Bobes, coordinador del Encuentro Vive, “esta reunión pretende realizar diferentes actividades de formación continuada en el ámbito de la esquizofrenia. Se trabaja específicamente en diferentes áreas de la clínica del paciente, como son la prevención de recaídas, el control de los principales síntomas que impactan más en su reintegración, la recuperación funcional, los síntomas afectivos, la patología dual y las fases iniciales de la enfermedad”.
“El auge de las unidades específicas para el tratamiento de las fases iniciales de la psicosis tiene su explicación en un hecho fundamental: el periodo crítico en el que se establece el pronóstico de la psicosis es al principio, en los dos primeros años desde que aparecen los primeros síntomas”, explica el Dr. Alfonso Rodríguez, psiquiatra del Parc de Salut Mar de Barcelona.
“Todo el esfuerzo que se invierta en ese periodo tiene unas consecuencias incalculables, pues es cuando entra en juego la posibilidad de que el paciente pueda continuar llevando una vida normalizada o quede definitivamente marginado entre los enfermos que sufren un trastorno mental grave y durante el resto de su vida”, continúa el Dr. Rodríguez.
Recuperación funcional, meta de la psiquiatría actual
Situar como objetivo terapéutico la recuperación funcional del paciente con esquizofrenia es uno de los principales retos de la psiquiatría actual. La recuperación funcional es una meta que exige un mayor esfuerzo terapéutico mediante la combinación de tratamientos eficaces de tipo farmacológico y psicoterapéutico. El objetivo principal en el tratamiento de la esquizofrenia es capacitar al paciente para que se incorpore a la sociedad de una forma más funcional.
A este respecto, el Dr. Bobes subraya que “el progresivo deterioro de estos pacientes conlleva una pérdida de funcionalidad o discapacidad para el desempeño de todos los roles, desde el familiar al ocupacional, pasando por el relacional. Cuanto más recaídas, mayor deterioro, mayor grado de discapacidad y nivel de dependencia”.
No obstante, “pese a que algunos casos son incapacitantes, lo importante no es poner el acento en sus discapacidades sino en sus capacidades y en el amplio porcentaje de casos en los que esta discapacidad en absoluto lleva aparejada la imposibilidad de un funcionamiento social y laboral, siendo el proyecto Di_capacitados un ejemplo excelente de esta perspectiva”, explica, por su parte, el Dr. Miquel Roca, del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud del Hospital Juan March, Universidad de las Islas Baleares, Palma de Mallorca.
¿Cómo lograr la recuperación funcional de la persona con esquizofrenia? Para el Dr. José Luis Galvez Velasco, de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, “con medidas sanitarias psicosociales para mejorar las alteraciones en la cognición básica y social; con medidas sociales como la rehabilitación laboral, el empleo con apoyo y las empresas sociales; y con coordinación entre los servicios sanitarios y sociales para la elaboración de un plan global de integración laboral”.
Abandono y recaídas
Asimismo, el Dr. Fernando Cañas, del Hospital Psiquiátrico Rodríguez Lafora de Madrid hace hincapié en que “el abandono del tratamiento a su vez condiciona un deterioro progresivo del funcionamiento personal, un creciente aislamiento social y una elevada carga para el entorno y los cuidadores de quienes padecen esquizofrenia”.
En cuanto al porcentaje de riesgo de recaídas en pacientes que incumplen el tratamiento en comparación con los que lo cumplen, el Dr. Cañas explica que “los datos recogidos en la literatura científica sobre la relación entre abandono del tratamiento y recaídas muestran diferencias entre el 40 y el 80 por ciento según los diseños y sobre todo la duración del periodo de seguimiento”.
En cuanto al coste de las recaídas, el Dr. Cañas explica que “en este campo tenemos que distinguir los costes económicos, derivados principalmente de la necesidad de más hospitalizaciones y tratamientos más costosos, de lo que se denominan ‘costes intangibles’ y que tienen que ver con: peor calidad de vida, pérdida de posibilidades de reintegración social y recuperación funcional, así como el sufrimiento asociado a la situación de enfermedad tanto por parte de quien padece el trastorno como de sus cuidadores”.