El exceso de exposición a la luz ultravioleta, sufrir insolaciones o quemaduras repetidas, actividades al aire libre, las pieles blancas con pecas o la presencia de múltiples lunares, cumplir una o varias de estas condiciones puede aumentar el riesgo de padecer melanoma. Marisol Soengues, directora del Grupo de Melanomas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), explica que ‘el pronóstico depende de milímetros de profundidad de la lesión, no sólo milímetros, décimas de milímetros. Un tumor de 2 milímetros ya tiene una capacidad de metástasis muy alta, por eso es importante detectarlo cuanto antes. La incidencia de melanoma sigue en aumento, en este momento hay como unos 8.000 pacientes de melanoma al año, lo que se traduce en unas 700 muertes’.
Con el objetivo de compartir experiencias y buscar soluciones, pacientes, familiares y profesionales se han reunido en la jornada ‘Melanoma: Visión 360º’, organizada por la Fundación MÁS QUE IDEAS y celebrada con motivo del Día Mundial del Melanoma. Según Teresa Terrén, vocal de la Fundación MÁS QUE IDEAS, ‘es bueno realizar este tipo de encuentros en los que los pacientes y profesionales intercambian opiniones y cada uno da su punto de vista desde su experiencia personal o profesional. Trabajar de una manera conjunta, trabajar en red y poder llegar a solucionar las necesidades de los pacientes de una manera multidisciplinar’.
Es importante concienciar desde la infancia sobre los riesgos de la exposición al sol ya que este tipo de cáncer de piel es el menos frecuente pero el más agresivo. El melanoma sólo representa el 4% de los tumores malignos de la piel, aunque es el responsable del 80% de las muertes por su tendencia a producir metástasis linfáticas o hepáticas. Ainara Soria, oncóloga médico del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, aconseja que ‘debemos tomar el sol cuando sea necesario pero siempre protegidos con pantalla total, factor 50, evitar las horas de máxima exposición y cambiar un poco esa conciencia colectiva de que moreno uno está mejor’.
Adquirir un bronceado lentamente, utilizar fotoprotectores adecuados, renovarlos cada dos horas y visitar al dermatólogo ante cualquier anomalía, puede salvar nuestra piel y nuestra vida.