El Pentágono ha dado luz verde hace unos días a las pruebas de su nueva arma láser: HELLADS (Sistema de Defensa de Láser Líquido de Alta Energía), un prototipo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA) que pretende dar una solución rápida a las cada vez más sofisticadas amenazas contra los aviones tripulados y no tripulados, aprovechando la velocidad y el poder de la luz para contrarrestarlas. Una nueva arma que complementa a los avances que han nacido en los últimos meses en este sector y que sentarán las bases de la tecnología del futuro.
Armas de ciencia ficción
Pero el HELLADS no es la única arma que se ha dado a conocer en los últimos tiempos. Precisamente el ejército americano está desarrollando una armadura de alta tecnología, al estilo ‘Iron Man’, cuyo objetivo es dotar de una fuerza ‘sobrehumana’ a sus soldados. Se llama ‘Tactical Assault Light Operator Suit’ (Talos) y es un exoesqueleto móvil de protección avanzada que permitirá al ‘súper soldado’ trasportar equipo pesado y un potente ordenador, así como un sistema de monitorización de los signos vitales. Por lo tanto, cada portador podrá recorrer mayores distancias en menos tiempo, saber dónde está en todo momento en el campo de batalla y comunicarse con el comando gracias a su sistema de suministro de energía. El proyecto comenzó a materializarse en 2013 y se espera que esté listo en 2026.
España, en lo alto de la innovación armamentística
Nuestro país es también una de las referencias dentro del mundo militar. Innovaciones tecnológicas como el PMS-R, que surgió como una técnica para retransmisión en 3D de eventos en directo, como el Barça-Madrid de 2010 o los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, pasó al ejército como una solución integral para el control de zonas críticas como fronteras, centrales nucleares, aeropuertos, refinerías o bases militares. Se trata de una plataforma multisensor formada por dos cámaras, una de alta definición (HD) y otra térmica, coronada por un radar de medio alcance capaz de generar un perímetro de seguridad de cinco kilómetros. En definitiva, un seguimiento activo de seguridad combinando todos los sensores del mercado: el radar primero realiza una detección temprana del movimiento y las cámaras se encargan de la identificación y el seguimiento del objeto a través de un vídeo tracking. Además, incorpora un sensor sísmico que permite ver a través de obstáculos, como montículos o árboles.
De España también es el ‘teléfono más seguro que existe’, el TMS-TEC de Tecnobit-Oesía, cuya versión para el ejército está avalada por el CNI, la OTAN y la Unión Europea. Hasta ahora, en su uso como arma, fue utilizado por las unidades que monitorizaban al Ejército afgano. En esa ocasión su aspecto era el de una PDA capaz de cifrar las llamadas extremo a extremo sin pasar por centralitas ni servidores bajo el protocolo seguro SCIP, independiente de la red de transmisión. Hoy lo utilizan los 100 principales mandos del ejército español.
En el caso civil, la cualidad de este dispositivo móvil es garantizar la seguridad de las comunicaciones en las empresas sustituyendo las partes sensibles de la OTAN por otras propias, en una era donde la seguridad es uno de los factores que más tienen en cuenta las compañías. La última innovación que incorpora es que cuenta con una versión basada en Android que permite mantener conversaciones 100% seguras, navegar por internet y utilizar aplicaciones móviles.
Armas que se incorporaron a la vida cotidiana
HELLADS supone aún el futuro de la tecnología, pero existen otras armas que fueron diseñadas para la guerra y que se han incorporado a la vida cotidiana de los ciudadanos para mejorar su calidad de vida. Es el caso del dron, hoy una herramienta audiovisual indispensable para aportar valor a vídeos de todo tipo y un futuro ‘mensajero’ si se tienen en cuenta las propuestas de empresas como Amazon o UPS. Pero fue creado para operaciones militares tales como misiones de reconocimiento de campo o ataques, cuyos daños colaterales llamaron la atención de la comunidad internacional por su crudeza.
Pero no es el único ‘invento’ nacido en el seno de la guerra que luego se ha convertido en un imprescindible de la vida civil: la comida en lata, Internet, la fregona, el horno microondas, el bolígrafo, el pegamento, la maquinilla de afeitar, el GPS e, incluso, la gabardina son otros de los avances que ahora son parte de nuestro uso cotidiano gracias a la inversión que los ejércitos y Ministerios de Defensa han otorgado a la ciencia y a la innovación tecnológica en las últimas décadas. Y pensar que antes fueron armas de guerra…