Tras la ¿sorprendente? reelección de Joseph Blatter cuatro años más al frente de la FIFA, sobre todo después de la detención por corrupción de varios de sus hombres de confianza, la mayoría de los patrocinadores de la entidad deportiva se plantean si seguir o no financiando a un organismo cuya reputación ha quedado herida de gravedad a lo largo y ancho del planeta.
Si en prnoticias ya anunciamos que Sony o Emirates (además de Edelman o Bell Pottinger) habían decidido no renovar con la FIFA tras la polémica que surgió con la asignación de Rusia y Catar como sedes del Mundial para 2018 y 2022, respectivamente, ahora han sido Castrol, Johnson & Johnson o Continental las firmas que han decidido no continuar con su patrocinio con el mayor organismo del fútbol mundial.
Además, Visa, Nike, Adidas, Budweiser, Hyundai o Coca Cola también han mostrado su preocupación por las presuntas prácticas corruptas detectadas en el seno del organismo, por lo que reclaman un comportamiento ético y transparente para continuar confiando en él a pesar de las grandes cláusulas de penalización que la FIFA impone en sus contratos de patrocinio. De hecho, Visa (que aporta unos 25 millones de dólares al año) ha sido una de las marcas más contundentes al instar a la FIFA, a través de un comunicado, que debe tomar medidas para restaurar la reputación de las competiciones futbolísticas de todo el mundo.
Además, algunos de los otros grandes mecenas que sustentan el negocio del fútbol mundial, McDonalds, Coca-Cola o Hyundai, están estudiando si es más rentable pagar esa cuantiosa penalización o vincular sus marcas a una federación salpicada por los sobornos y la corrupción. En definitiva, se trata de elegir entre la ética o los negocios. Resulta curioso que todas estas marcas que han exigido transparencia y ética para mejorar la reputación de la FIFA sean de Europa o Estados Unidos, mientras que la rusa Gazprom, por ejemplo, ha ratificado su patrocinio para el próximo mundial, que se celebrará precisamente allí.
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