La mayoría de las informaciones que llegan a los comunicadores han sido diseñadas y redactadas expresamente para resaltar su eventual importancia. Entre tanta información y ruido generado por la estrategia comercial de las compañías, al periodista le puede resultar difícil separar lo que realmente constituye una verdadera noticia, fundamentada en un logro científico veraz, fiable y relevante. Este hecho puede provocar que trascienda a la población información poco rigurosa, sin aval científico o con conflictos de interés no manifiestos. Tal es el caso de la intolerancia a la lactosa. ¿Es la dieta libre de lactosa una solución para esta enfermedad o no es más que una recomendación perjudicial difundida por los medios de Comunicación?
Rafael Urrialde de Andrés, director de Salud y Nutrición de Coca-Cola Iberia, ha sido claro al respecto: ‘Las informaciones de los medios de Comunicación en el caso de la intolerancia a la lactosa han fomentado que, quitando el alimento, quitamos el problema; sin embargo, estamos ante una enfermedad más compleja, que requiere un tratamiento individualizado de los casos y que las recomendaciones dietéticas sean ser mejor tratadas’.
De la misma opinión es Enrique Rey Díaz-Rubio, jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y director de la III Jornada Ibérica y VIII Española Aquarius de Formación en Gastroenterología en la que han participado más de un centenar de Médicos Internos Residentes (mires), de Gastroenterología, Medicina Interna y Atención Primaria de hospitales universitarios de España y Portugal.
El profesor lamenta que nos hayamos dejado influir por el marketing a la hora de fiarnos de ciertas dietas o de dar relevancia a una información determinada sobre consejos dietéticos. ‘El marketing ha provocado que hayamos empezado a hacer unas dietas muy raras y que tomemos la decisión de suprimir la lactosa cuando no es la solución para la intolerancia’, recalca.
Y es que, ‘aunque pensemos que ‘muerto el perro se acabó la rabia’, la decisión de suprimir la leche es una actitud de alta responsabilidad porque puede tener serias consecuencias a largo plazo, como la falta de Calcio, de Vitamina D, de Riboflavina y de proteínas’. La desmineralización y descalcificación son dos de las consecuencias más notables, pero no las únicas. El profesor señala que empieza a haber información de que esa reducción de ingesta de calcio se relaciona con cáncer de colon o cáncer gástrico.
¿Sería tomar leche sin lactosa una posible solución? El profesor desvela que en la ciencia no hay evidencia de que sea beneficiosa para los pacientes con intolerancia. Sí hay estudios, en cambio, con pacientes con malabsorción de la lactosa, es decir, sin síntomas; pero concluyen que no hay diferencia relevante con la leche entera. Tampoco está claro el papel de los probióticos y de los antibióticos.
Por lo tanto, la solución que propone el doctor Rey Díaz-Rubio es consumir derivados lácteos. ‘Una opción es tomar la leche con la comida para beneficio sintomático’, señala.