Valentina Pérez Botero es colombiana de nacimiento y mexicana por adopción. Hace siete años y medio, el amor la llevó al Distrito Federal. Hoy esa ciudad es testigo de su evolución como persona y como periodista. Egresada de la Universidad Autónoma de México, comenzó su andadura profesional en el Periodismo Digital. Primero colaboró en páginas webs de amigos y luego fundó, junto a varios compañeros de oficio, Revolución 3.0, una plataforma online que apuesta por la dignificación de los contenidos y una investigación comprometida con las causas y las personas. “Nuestra intención era cubrir esas noticias que los medios les daban poco espacio, las que no importaban y que tenían que ver con movimientos sociales”, explica.
Mientras estaba en Revolución 3.0, surgió la oportunidad de trabajar en El Universal, el “gran diario de México”. Como reportera adjunta al departamento de investigación, Valentina Pérez Botero realiza reportajes especiales sobre temas de interés general, entre los que destacan: transporte público, corrupción y robo de niños.
Me interesa mucho el periodismo de investigación. Creo que es vital trabajar con textos más reposados, que ameritan una mayor profundidad. En el periodismo diario, al estar poco tiempo en contacto con ellos, entendemos poco de los que estamos transmitiendo. Pasar más tiempo con un tema nos permite conocerlo y encontrar matices que en el día se pierden o son imposibles, por la premura y por el abanico de otros temas que están sucediendo”.
A pesar de ser una enamorada de la riqueza cultural del país que la ha acogido, Valentina reconoce que, en los últimos años, ejercer el periodismo allí puede ser muy peligroso. Según datos publicados por la ONG Artículo 19, en México se agrede a un periodista cada 26 horas. El año pasado, por ejemplo, hubo 326 ataques a la prensa. Una realidad que ha provocado el temor y la autocensura en muchos profesionales.
Yo nunca me he sentido en ningún momento amenazada, en peligro, ni coartada de una forma directa. Nosotros estamos en la capital y eso hace que se convierta en una isla de seguridad de la que carecen otros estados. Donde más peligro corren los periodistas es en provincias, en medios pequeños. Pero sí siento que existe, por parte de los dueños y directivos, una consciencia de que se debe cuidar qué publican y cómo lo publican. Esa manera de ser quisquillosos en términos, en temas, y en cosas que se desvelan, la heredamos los periodistas por simple supervivencia”.
Al ser cuestionada sobre su futuro, la reportera que confesó ser una seguidora del trabajo del escritor y periodista ruso Ryszard Kapuściński, dijo estar abierta a lo que la vida le vaya deparando. Y aunque por ahora no piensa regresar a Colombia, tampoco lo descarta. “Siento que tengo una deuda profesional con mi país”, manifestaba. Entretanto, Valentina va dejando su huella en el periodismo mexicano, mientras hace lo que tanto le gusta: investigar y contar historias.
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