Los lactantes, niños pequeños, mujeres embarazadas, ancianos, pacientes con enfermedades crónicas y/o con el sistema inmune deprimido, son los grupos de población más vulnerable a las intoxicaciones alimentarias, sobre todo en la época estival. En estos grupos de riesgo la sintomatología puede ser más grave presentando un elevado índice de morbimortalidad.
Según la Dra. Julia Ocón, Especialista de Área del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y miembro del comité gestor del área de nutrición de la SEEN,’en la mayoría de los casos son consecuencia de un tratamiento incorrecto de los alimentos durante su obtención, trasformación, almacenamiento y preparación. Se consideran alimentos de alto riesgo a aquellos alimentos frescos que contienen gran cantidad de agua como las frutas y verduras y los alimentos ricos en proteínas como las carnes, pescados, mariscos, huevos, mayonesas, lácteos y derivados (cremas y natas)’.
Las intoxicaciones alimentarias se manifiestan con una sintomatología fundamentalmente digestiva que incluye náuseas, vómitos, diarreas (en algunas ocasiones sanguinolentas), dolor abdominal y a veces también es frecuente que aparezca fiebre. En muchos casos, según esta experta ‘es precisa la hospitalización debido a una situación de deshidratación, alteraciones electrolíticas, insuficiencia renal, afectación sistémica y shock que, incluso en casos extremos, pueden llegar a ser mortal’.
Ante la presencia de la sintomatología referida previamente, la Dra. Ocón explica que ‘resulta fundamental acudir al médico de atención primaria para realizar una evaluación clínica general, valorar la severidad del proceso y el posible traslado a un hospital, prescribir un tratamiento médico y tomar muestras para análisis de microbiología (coprocultivo)’. Uno de los principales riesgos a tener en cuenta es la deshidratación, ‘por lo que el tratamiento de las intoxicaciones alimentarias irá encaminado a prevenir o corregir la deshidratación con una rehidratación precoz, si es posible por vía oral en el domicilio o por vía venosa en el hospital’, señala.
El objetivo del tratamiento dietético es reducir la estimulación de las secreciones gastrointestinales y ralentizar la velocidad del tránsito intestinal. Según la Dra. Ocón ‘en las primeras horas se aconseja cierto reposo digestivo aunque el aporte alimentario debe mantenerse, en particular en el sujeto desnutrido’. Y añade que, ‘se deben suprimir los alimentos que contienen fibra insoluble (frutas, verduras, cereales integrales y legumbres), leche, grasas, café, alcohol, chocolate y zumos de frutas muy azucarados. Se recomienda el consumo de alimentos como el arroz, patata, zanahoria, manzana no cruda, yogur, pescado, pollo y pavo hervido’.
La Salmonella Enteritidis es la causa más común de intoxicación alimentaria en la Unión Europea en los meses estivales, ‘siendo los huevos y derivados, la carne de pollo, pavo, vaca y cerdo, la leche y los helados, los alimentos más implicados’, subraya la especialista.