Hace diez años, un grupo de armadores, cansados de competir a tiempo compensado, revolucionaron el mundo de la vela con la construcción de una nueva de clase de barcos cuyas prestaciones y ligereza se antojaban una empresa de extraordinaria complejidad. Con gran esfuerzo económico, técnico y humano nacía la clase TP52, unas auténticas ‘máquinas de tecnología punta’ de la que se podrá disfrutar entre el 13 y el 18 de julio en la 52 World Championship, que se celebrará en Puerto Portals. La prueba se enmarca dentro del circuito de 52 SUPER SERIES. Hoy la clase TP52, de las que ya existen más de 60 unidades, se ha convertido en la más importante del mundo en monocascos, no solo por sus características técnicas, sino también por la labor de regatistas altamente cualificados, que trabajan codo a codo con los armadores más exigentes.
La clase TP52 son barcos con una destacada seña de identidad: están completamente construidos en fibra de carbono. Son barcos muy ligeros, de cincuenta y dos pies de eslora, cuya relación entre potencia y peso es muy equilibrada -lo que les convierte en pura diversión en manos de profesionales-, aunque para ello es necesario un alto esfuerzo físico y mental de las tripulaciones. Con vientos fuertes son capaces de surfear en popas por encima de los 20 nudos. Construir un barco de estas características supone una auténtica acción de artesanía. En los astilleros donde se han construido estos veleros se han empleado más de 15.000 horas de mano de obra tan especializada como artesanal. De los nueve barcos que se estrenan esta temporada en 52 World Championship, cuatro se han construido en España, más concretamente dos en los astilleros de King Marine en Alginet (Valencia) y otros dos en Longitud Cero de Burriana (Castellón).