En España, el cáncer de próstata es el tumor sólido más frecuente en los varones, seguido del cáncer de pulmón y del colorrectal. Aunque la incidencia del cáncer, en general, ha tendido a aumentar en los últimos años debido al envejecimiento de la población, lo cierto es que la mortalidad ha disminuido gracias a los avances diagnósticos y terapéuticos. En el cáncer de próstata, el diagnóstico precoz es clave para un buen pronóstico, sin embargo, al tratarse de un tumor que no da síntomas en sus inicios, los expertos insisten en la importancia de los chequeos rutinarios. El Dr. Javier de la Riva de la Viña, jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario HM Montepríncipe, y la Dra. Silvia García Barreras, uróloga de su equipo, explican que la edad es el principal factor de riesgo del cáncer de próstata. De hecho, más del 75% de estos tumores se diagnostica a partir de los 65 años.
Por otro lado, existen factores genéticos y ambientales que pueden influir en la aparición de la enfermedad. En este sentido, explica el Dr. De la Riva, ‘el riesgo relativo de padecer cáncer de próstata aumenta según el número de miembros de la familia con la enfermedad, su parentesco y la edad a la que se les diagnosticó’. De esta forma, si un padre o un hermano ha padecido la enfermedad, el riesgo se duplica, pero si hablamos de dos o más familiares de primer grado, entonces el riesgo puede llegar a multiplicarse por cinco e incluso por diez.
En cuanto a los factores ambientales, se ha visto que una dieta rica en grasas saturadas también incrementa las posibilidades de padecer la enfermedad. Por el contrario, se han descrito diferentes nutrientes que podrían tener un efecto protector frente al cáncer de próstata. Son los que siguen: ácidos grasos esenciales omega-3 (presentes en el pescado azul), licopenos (en el tomate y sus derivados), carotenoides (zanahoria), selenio (presente en las nueces de brasil, marisco y pescados), vitamina E (en el aceite de oliva), vitamina D (aceites de pescado, pescados grasos, hígado y yema de huevo), vitamina A (presente en la carne y los lácteos) y, finalmente, en los fitoestrógenos (en el arroz, la soja, los cereales y el té verde)
En sus inicios, el cáncer de próstata no suele asociarse a ningún síntoma. Por ello, los expertos insisten en la importancia de acudir a revisiones periódicas una vez al año. Éstas consisten en análisis de orina y sangre y tacto rectal o exploración mediante técnicas de imagen para verificar el estado de la próstata. Como regla general, la Dra. García Barreras aconseja que acudan a estas revisiones todos los varones a partir de los 50 años. En el caso de que existan antecedentes familiares de primer grado, la edad a la que deben iniciarse los reconocimientos debe adelantarse a los 45. ‘Con un seguimiento de rutina, el cáncer de próstata se puede diagnosticar en estadios muy precoces, cuando las tasas de curación son muy elevadas’, apunta la especialista.