El férreo control que el Gobierno de China está realizando sobre la Comunicación de datos de la explosión de Tianjin ha despertado las críticas de su prensa nacional, que pone en tela de juicio la actitud de las autoridades locales tras este suceso. Es algo poco habitual, debido a la represión que sufren los medios en el país asiático, pero la vigilancia que el ejecutivo está realizando sobre la información de la tragedia, así como la falta de transparencia mostrada tras las explosiones, ha hecho estallar a los medios de Comunicación de China y a los más críticos con el régimen.
Después de que se diera a conocer la noticia de esta catástrofe, el Gobierno de China incrementó el control sobre la información publicada, censurando a cientos de páginas web que se estaban haciendo eco de la tragedia (ya ha clausurado cerca de 50). Además, ha cerrado cientos de cuentas en redes sociales porque, según el ejecutivo chino, ‘están creando pánico y propagando rumores’ que alarman a la sociedad ‘de forma infundada’. Si bien las críticas apuntan, sobre todo, a las autoridades locales de Tianjin, es un gran paso contra la censura que reina en el país asiático bajo el régimen del presidente Xi Jinping.
Pero, como acallar voces en internet es como poner ‘puertas al campo’, las críticas continúan para reclamar respuestas sobre todas las dudas que surgen en torno al incidente. La que más preocupa a la sociedad de Tianjin es la que apunta a una posible amenaza de contaminación química, sobre todo desde que se diera a conocer que la cantidad de cianuro de sodio (muy perjudicial para la salud) que había en el lugar de la explosión excedía 70 veces la cantidad permitida. Para hacer frente a todas estas críticas y ofrecer una sensación de ‘transparencia’, el Tribunal Supremo de China ha puesto en marcha una investigación para determinar si las explosiones que tuvieron lugar el pasado día 12 de agosto se debieron a negligencias por parte de la compañía propietaria del lugar o de las propias autoridades de la localidad.
Pero la indignación entre la población de Tianjin ya es un hecho, por lo que la falta de transparencia y la censura no han sido una buena estrategia del Gobierno de China para acallar las protestas. Y es que a las familias de los bomberos desaparecidos tras la explosión ahora se han sumado algunos de los residentes evacuados el sábado después de que se estableciera el nuevo perímetro de seguridad, debido al riesgo de que la nube tóxica provocada tras la tragedia se trasladara a esta área por la intensidad del viento. Ya hay 114 personas muertas debido a la explosión que tuvo lugar el pasado 12 de agosto en el puerto de esta localidad de 15 millones de habitantes. Casi una centena sigue desaparecida.