En la Tierra a martes, noviembre 5, 2024

OPINIÓN: el caso Sergio Ramos; el cero o el infinito

‘Se puede ser millonario siendo —para todo lo demás— un tonto irrecuperable y un inculto pertinaz’. (Mario Vargas Llosa)

Dentro de la esquizofrenia que supone nuestro tiempo, quizá el mundo del fútbol sea uno de los barómetros que mejor reflejan nuestra locura (vaya por delante que me declaro un enajenado más de esos que pierden su sociabilidad cuando palma el Barça) pues nada comparable al absurdo de una sociedad que adora peloteros, hasta generar una nueva ‘mitología’ irresponsablemente ensalzada y señalada por los medios como espejos de comportamiento.

Es por eso, que no deja de llamar la atención la actitud que, una pareja de hermanos con trazas de lolailos, ha mantenido durante meses para someter a la sociedad deportiva con mayores ingresos del mundo a una extorsión de opereta; una serie de burdas maniobras que han concluido con la cesión de un presidente acosado por la presión de su masa social claramente manipulada por los medios en favor de Sergio, con una información que ha sido generada al dictado de René, que tras una desastrosa temporada de su representado, no encontró reparo en reclamar una cantidad astronómica cuando aún volaba el confeti en Canaletas por la consecución del triplete. Los Ramos se han manejado amparados en la máxima, supuestamente maquiavélica, el fin justifica los medios, hasta rendir al Real Madrid y poner a su presidente de rodillas.

‘No estaba cómodo en algunos sentidos; no podía seguir así’, ha declarado la imagen deprimente de un hombre pletórico de felicidad tras alcanzar la ‘comodidad’ del dinero, lo único que obviamente le importa pues del resto de las incomodidades ni noticia ha dado. Pero para llegar a ofrecer a sus incondicionales el regalo de una foto de familia ataviada como ‘pa ir de boda’, meses antes no dudó en filtrar a sus palmeros las supuestas cantidades, generosamente infladas, que cobran algunos compañeros; una mentira voceada como verdad que fue esgrimida por los medios como la razón primordial que hacía de justicia la renovación del central. Aunque tal vez, el detalle más tosco de toda esta astracanada haya sido el que pergeñó la picaresca primaria de la pareja, que, no teniendo otro apetito que el elemental por el dinero, dictaron a sus voceros la orden de difundir la información de una oferta millonaria de un club inglés que, en realidad, jamás pasó de imaginaria y de la que nunca tuvieron noticia en las oficinas del club. Y ya para sacar el máximo provecho material que su ingenio golfo les podía otorgar, en un día sin entrenamiento, montaron el paripé de que el jugador visitara el vestuario de Valdebebas con la idea de fingir que había mantenido una reunión en la que según les informaron sotto voce, había comunicado su decisión irrevocable de abandonar el club; ‘no hay marcha atrás’ titularon las páginas web la misma tarde en que avisados por Rene habían enviado a sus fotógrafos a montar guardia a la puerta de las instalaciones.

Dominar una pelota al máximo nivel profesional, no presupone nada más que una singular y envidiable destreza. Verdad que eso es algo que está al alcance de muy pocos, pero como demuestra el camero, puede ser una única y simple habilidad positiva. Cómo se le puede seguir el juicio a alguien capaz de declarar: ‘algunos de mis amigos jugaban al baloncesto y los otros al basket’. Cómo se le puede tener en consideración a alguien con la tardanza de comprensión necesaria para soltar la burrada: ‘tenemos el hándicap de jugar ante nuestra afición en la vuelta’. De qué puede ser ejemplo un coleccionista de frases disparatadas que, al igual que logros deportivos, acumula por decenas.

Pero lo más curioso de esta historia es la prostitución intelectual de los medios. Un ejemplo palmario de esa práctica es el ínclito parásito de peñistas Tomás Roncero -periodista de AS y por tanto enemigo visceral de los intereses blancos aunque su afición ni lo sospeche- que ha mostrado su contento por la renovación de su amiguete, y quién sabe si con la intención de acabar de destruir la mínima conciencia crítica que debe quedar en la afición vikinga, ha manifestado que Sergio Ramos representa mejor que nadie el ADN madridista. Una sentencia que va a misa y que de ser cierta apagaría la más leve llama de esperanza en los valores del club, suponiendo que quede algún rescoldo encendido de aquella identidad ejemplar que fabricó Santiago Bernabéu; hombre que se vestía por los pies y que, sin ningún género de duda, hubiera sentado al defensa en la grada durante los dos años de contrato que le restaban.

Pero no nos riamos mucho en la otra terminal del Puente Aéreo, porque entre tanto y, en lugar de celebrar la humillación de Florentino Pérez como un título más, tras la debacle blaugrana en la Supercopa ya con el acta del partido en sus ordenadores, la prensa catalana ha sido unánime en señalar al árbitro como el responsable de haber truncado una remontada histórica por haber expulsado a Piqué, compañero de selección que forma el tándem de centrales con Ramos, quien, quizá porque todo se contagia menos la belleza, le había manifestado con genuina intensidad al juez de línea, ‘me cago en tu puta madre’. Con idéntica autocrítica comenzó Roncero y miren ustedes a lo que han llegado el Madrid y su afición.

Antonio de La Española

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