Íñigo Errejón ha contestado este fin de semana a un editorial de ‘El País’. El número dos de Podemos se ha mostrado mesurado pero tajante indicando que el diario sigue con su campaña contra el partido liderado por Pablo Iglesias y le ha situado como el mayor aglutinador de la ‘casta’ política y social instaurada en el año 1978. Para Errejón ‘su giro marcadamente conservador y su desgaste generacional le han hecho perder esa capacidad hegemónica de aglutinar a la izquierda’. Una respuesta que bien podría aplicarse a toda la prensa tradicional.
‘El País’ publicaba el pasado 19 de agosto un editorial en el que hablaba de ‘El dilema de Podemos’ indicando que ‘la indefinición y el pretendido viaje al centro político estaban castigando sus expectativas’. El diario de Prisa, reconocido por su cercanía con Moncloa y con lo que en Podemos se denomina ‘casta’ cargaba contra la formación liderada por Pablo Iglesias argumentando que ‘dieciocho meses después de su salto a la arena política, Podemos se encuentra caminando por un laberinto del que no parece encontrar la salida’.
Y continuaban indicando que ‘las últimas encuestas le sitúan en una situación clara de caída, sin un suelo firme y con escasas expectativas de recuperación, porque su principal contrincante, el PSOE, gana posiciones mes a mes, e incluso Izquierda Unida se ha conseguido levantar después del fuerte golpe recibido en las municipales y autonómicas’. ‘El País’ argumentaba este retroceso por el supuesto viaje hacia al centro del partido y sugería a Podemos que volviese a sus orígenes en la izquierda.
‘La única forma para que Podemos encuentre la salida en este laberinto por el que camina y recupere la credibilidad perdida, es que abandone la indefinición y se presente como lo que realmente es: un partido de izquierdas capaz de formar coaliciones con fuerzas de ideología similar’, otro guiño para que pactase con el PSOE. ‘No es razonable disfrazarse de socialdemócratas en España o coquetear con el independentismo en Cataluña, porque los electores prefieren votar al original y no al sucedáneo’, concluían.
Para Errejón este editorial ‘representa quizás la versión más inteligente, explícita y acabada de los proyectos tácticos del régimen frente a Podemos y el cambio político. Por eso merece la pena detenerse en él. No para indignarse o tratar de ‘matar al mensajero’, sino para estudiarlo e intentar sacar conclusiones a partir de lo que quiere el contrario y de dónde nos quiere situar’. Y continúa indicando que ‘no estamos ante la opinión o valoración de un columnista, sino ante la posición oficial del periódico, que ha sido durante tres décadas uno de los más importantes intelectuales colectivos del régimen de 1978’.
‘Su giro marcadamente conservador y su desgaste generacional le han hecho perder esa capacidad hegemónica, pero no el tono de autoridad, ni la voluntad de ser el heraldo del 78’, ha indicado. Y continúa rechazando este papel secundario que ‘El País’ quiere atribuirle ante el Partido Socialista. ‘El texto pugna por imponer los nombres y adjudicar posiciones y papeles a los diferentes actores políticos. En ese empeño no puede ser más nítido: ‘Podemos es una formación ‘a la izquierda’ del PSOE, que tiene que coaligarse con otras fuerzas en ese estrecho espacio simbólico, que nunca será de mayorías, y ser, después, un socio subalterno y dócil del Partido Socialista’, ha señalado Errejón.
‘Primero, castiga a Podemos por ‘radicales-populistas’ y se desata una campaña del miedo… acto seguido, ‘El País’ castiga por el intento de eludir esa etiqueta. La conclusión es clara: va a haber hostigamiento cada vez que intentéis disputar las posiciones del sentido común de época, las ubicaciones potencialmente de mayorías’. Y continúa indicando que ‘el texto (el de ‘El País’) sigue en una maniobra de cerco que lleva meses en marcha: en medio de un proceso de agudísima descomposición moral y política del orden del 78, de contradicciones y escándalos en sus aparatos y actores, hay que encerrar a Podemos a hablar de sí mismo’.
Y concluye señalando que ‘no es la primera vez que ocurre y, de hecho, estas profecías se han sucedido casi con una regularidad mensual en este año político acelerado. Pero la insistencia, la virulencia y la coordinación de esa maniobra en diferentes sectores mediáticos e ideológicos del régimen pueden ser uno de los mejores indicadores para valorar las posibilidades de cambio político y de ruptura popular aún abiertas en España’.