En la Tierra a domingo, diciembre 22, 2024

La Comunicación, la influencia y el sector privado

Pedro Miguel Casado Casero

El ecosistema de influencia de una gran compañía está compuesto por una gran  diversidad de actores que, a su vez, tienen intereses particulares. Esto hace que la Comunicación entre la empresa y éstos, y la Comunicación propia entre los públicos ajenos a la compañía, se desarrolle desde perspectivas diferentes debido al interés, o intereses, que estos actores puedan tener en un determinado escenario.

Actualmente, la Administración Pública es uno de los principales públicos objetivo de las grandes corporaciones, a la vez que es, también, uno de los actores más determinantes para éstas. En muchas ocasiones la relación entre la compañía y la Administración Pública se produce en momentos o procesos puntuales y no a través de canales de Comunicación estables y duraderos. Podríamos decir que esta es una de las causas por la que las empresas fracasan a la hora de establecer Comunicación directa con la Administración Pública el día que surge una necesidad concreta.

Por tanto, el escenario ideal es aquel en el que la compañía establece, mantiene y alimenta un canal de Comunicación directo con sus respectivos interlocutores. Y, si tenemos en cuenta que la Administración Pública es un interlocutor más de la compañía, resulta indispensable que este canal de Comunicación sea estable y que predomine la confianza entre las partes, ya que esto será lo que nos permita hacer llegar nuestros posicionamientos e intereses de forma mucho más eficaz. Acudir, por ejemplo, a un Ministerio cuando se encuentra a punto de aprobar un determinado reglamento normativo de un Proyecto de Ley para realizar una petición concreta, puede darnos buenos resultados una vez, pero no resulta efectivo a largo plazo.

Para ejercer influencia sobre algo o alguien ha de existir confianza entre las partes. La Comunicación entre las mismas permitirá conocerse mutuamente pudiendo verificar de forma, relativamente eficaz, que los intereses son lícitos y que el objetivo por mantener ese canal de Comunicación no se centra, en exclusiva, a un determinado proceso legislativo o un interés aislado.

En otras palabras, aquel que siembra finalmente acaba recogiendo sus frutos. Las relaciones empresariales – Administración Pública, al igual que las relaciones entre personas o de las compañías con los medios de Comunicación, se mantienen gracias al contacto entre las partes y tienen que cuidarse. Cuando alguna persona u organización descubren que una relación  se mantiene en exclusiva, por un interés concreto esta relación se acaba fragmentando y el canal de Comunicación se acaba rompiendo.

En este terreno, las grandes compañías tienen un importante reto por delante. Sus procesos de Comunicación, al igual que sus stakeholders, evolucionan en la forma de comunicarse y, por ende, los métodos empleados para tal fin han de ajustarse a los escenarios y a los actores que intervienen. Aquella compañía que no consiga adaptarse a estas formas de Comunicación perderá gran parte de su influencia sobre el resto de actores que forman su ecosistema.

Pedro Miguel Casado Casero, consultor de Asuntos Públicos en ATREVIA y miembro de ACOP.

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