En los últimos años se ha acuñado el término Estrés postvacacional para referirse a una serie de trastornos que pueden afectar a las personas a la hora de reincorporarse a la rutina tras un periodo más o menos largo de vacaciones durante la etapa estival. Estrés, ansiedad, cansancio, dolor de cabeza, molestias en las articulaciones, irritabilidad, problemas a la hora de conciliar el sueño o problemas de memoria son comunes en los primeros días tras el retorno a la actividad laboral o escolar, si se trata de niños.
‘Aunque no se puede considerar una enfermedad como tal, es cierto que existen una serie de trastornos asociados a la vuelta a la rutina que nos pueden complicar un poco la vida en las primeras semanas tras las vacaciones’, señala el doctor Carlos González Navajas, psiquiatra de la Clínica La Luz, integrada en el grupo quirónsalud. ‘La buena noticia es que a través de una serie de sencillos hábitos podemos prevenir en gran medida la aparición del estrés postvacacional‘, agrega.
Según este especialista, las pautas a seguir serían las siguientes: prepararse para el regreso una semana antes, hacer deporte, organizar la agenda de forma racional, afrontar proyectos nuevos, practicar técnicas de relajación, llevar una dieta sana y ser optimistas.
En el caso de prepararse para el regreso una semana antes, es aconsejable tratar de adoptar de forma paulatina en la última semana de vacaciones un horario de descanso/vigilia similar al de la rutina laboral o escolar, sobre todo para los niños. ‘No se trata de levantarse a las ocho de la mañana y acostarse a las diez de la noche en la última semana de vacaciones, pero sí intentar acercarnos en la medida de los posible a nuestras costumbres cuando estamos trabajando, ya que eso ayudará a regular nuestras condiciones de sueño con más facilidad’, indica el doctor González.
Por otro lado, tanto si se ha practicado deporte durante el periodo vacacional como si no, es importante dedicar todos los días algo de tiempo a realizar ejercicio moderado, ya que de esta forma aumentará el bienestar gracias a la generación de endorfinas, un neurotransmisor cuya liberación proporciona una sensación de placer y felicidad, además de permitir conciliar el sueño con más facilidad.
Encontrarse tras las vacaciones con un aluvión de citas, reuniones, tareas, etcétera, todas ellas concentradas en pocos días, puede ser causa de la aparición del estrés postvacacional. ‘Por ello hay que intentar, siempre en la medida de lo posible, que la vuelta sea suave, espaciando en el tiempo las reuniones o compromisos importantes y que más estrés nos pueden generar, e intentando tomar las cosas con cierta tranquilidad’, explica.
Pensar durante las vacaciones en nuevos proyectos e ideas que generen ilusión y tratar de ponerlos en práctica a la vuelta de vacaciones también puede ayudar a superar el desinterés que muchas veces acompaña a la vuelta a la normalidad.
En referencia a practicar técnicas de relajación, en determinados casos es conveniente recurrir a ellas, ya que permiten suavizar las molestias físicas que el estrés causa en el organismo, como dolor muscular, dolor de cabeza, etcétera.
Llevar una dieta sana y ser optimistas son las últimas medidas que se pueden tomar. El retorno a la rutina puede ser más sencillo si se mantiene una dieta sana, rica en vegetales y frutas, así como una buena hidratación. En cuanto al optimismo, ‘puede parecer una obviedad, pero si realmente somos capaces de hacer un esfuerzo en los días previos a la vuelta por practicar el pensamiento positivo, rememorando lo bueno de la actividad laboral y aprendiendo a priorizarlo frente a lo negativo, el retorno será mucho más suave’. En cualquier caso, es conveniente evitar la incorporación al trabajo al día siguiente de la vuelta o empezar un lunes.
Por último el doctor González Navajas indica que los síntomas propios del estrés postvacacional suelen desaparecer en una o dos semanas tras el retorno a la normalidad, y advierte de que si se prolongan más allá es necesario acudir al médico de cabecera para descartar males mayores. ‘Cuando los síntomas duran más de dos semanas es posible que estén indicando que existe una patología más seria’, concluye.