José Antonio Álvarez Gundín ha tenido un duro comienzo del curso. El lunes respondía en rueda de prensa a las críticas de manipulación y negaba la puesta en marcha de una redacción paralela, unas palabras que no han sentado nada bien en los sindicatos ni en el Consejo de Informativos. De hecho, desde ese momento han sido al menos tres los requerimientos públicos para recriminar abiertamente el trabajo del director de los Servicios Informativos. La guerra no ha hecho más que comenzar.
La tarde de ayer vivíamos un nuevo episodio de duros enfrentamientos entre la redacción de TVE y su director José Antonio Álvarez Gundín que se vienen repitiendo peligrosamente desde hace un año. Esta vez –vía twitter y mediante declaraciones a la prensa- se ha pedido la salida de Indira García, persona de confianza de Gundín a quien se le ha acusado de manipular la pieza informativa sobre la periodista húngara que pateó a un refugiado sirio hace unos días.
Se da el caso que García ha sido una de las profesionales que se ha contratado recientemente y a las que se les acusa de formar una ‘redacción paralela’ al servicio de la línea ideológica de la dirección. García tiene además un puesto de responsabilidad editora del matinal de la cadena pública. Estas críticas se convierten en la primera petición de dimisión del curso, pero no en la primera desde que Gundín está en TVE.
Recordemos que el director de Servicios Informativos comparecía este lunes para responder a todas estas acusaciones indicando que es ‘ultimo interesado’ en que se produzca manipulación. En respuesta a preguntas de prnoticias indicó que ‘negaba’ cualquier manipulación y se preguntaba si 400 profesionales de TVE podían ser manipulados. Minutos después los propios miembros del Consejo de Informativos volvían a recordar que había decenas de ejemplos de manipulación que se producían diariamente y que se estaban contratando becarios para sustituir a profesionales de largo recorido en informativos.
Estas declaraciones cruzadas sumadas al caso de Indira García destapan una guerra latente entre el Consejo de Informativos y sus órganos de dirección. Desde el equipo de Gundín se acusa a los miembros de este Consejo de estar influenciados por sindicatos afines a Podemos que sólo quieren desestabilizar a los informativos en época de elecciones. Del lado del Consejo y de muchos redactores se acusa a Gundín de ser un representante del Partido Popular y de trabajar a dictado de Moncloa.
Una guerra que ha estallado en la primera semana del curso y que amenaza no terner cuartel en los próximos meses que faltan para las Elecciones Generales. En el Consejo no dudarán en seguir denunciando día a tras día cualquier hecho que consideren manipulación y en la dirección indican que seguirán haciendo su trabajo y piden comprensión ante cualquier error que puedan cometer pero que en ningún caso ‘representan la voluntad de manipular la información’.
Una guerra sin diálogo posible que permita parlamentar. Los dos bandos no tienen la obligación de verse las caras hasta dentro de unos meses ya que el Estatuto de Informativos indica que el Consejo y Gundín deben reunirse al menos dos veces al año, una vez al semestre. El propio Gundín reconoció el lunes que ya se había reunido antes del verano y que se había mostrado preocupado por el acoso a los compañeros de telediarios fichados por él, la famosa ‘redacción paralela’ que él niega que exista. Dos visiones opuestas de momento irreconciliables.
