El Growth Hacking está ya en boca de todos. Un término que poco a poco se ha ido abriendo camino en España tras un avance implacable en el país referente del marketing online, Estados Unidos. Todas las startups cuentan con esta técnica ya para conseguir seguidores, fidelizar y ver crecer la empresa. Pero, ¿qué es exactamente el Growth Hacking y cuáles son sus claves primordiales?
Un Growth Hacker es un estratega del posicionamiento y su figura nació de la necesidad de las starups de optimizar al máximo sus escasos recursos económicos. Para suplir esta falta de presupuesto los Growth Hacker llegaron para ofrecer un nuevo enfoque: la innovación unida a la conectividad de los potenciales clientes con el apoyo de la tecnología. Después de muchas disertaciones sobre el término se puede concluir que el Growth Hacking tiene un gran componente analítico. El profesional de la materia debe conocer las herramientas de análisis pero, además, saber interpretar esos datos. Pero también debe ser una persona creativa y activa con ganas de crecer y una curiosidad constante. Un Growth Hacker tiene afición por las cifras, es muy original en sus ideas (es la publicidad de guerrilla su mayor aliado) y siempre busca el ‘por qué’ de las cosas.
El Growth Hacking se ha usado en las startups más poderosas del momento: Facebook, Twitter, Dropbox, AirBnb, Instagram, etc. aumentando exponencialmente los beneficios de las empresas y el valor de la marca. Se ha posicionado como una nueva técnica de entrar en el mercado y ello se debe a que es el aliado de los emprendedores sin recursos, que siempre buscan la mejor forma de convertirse en empresas de éxito pero pocas veces cuentan con el presupuesto adecuado para ello. El objetivo, resumiendo, puede decirse que es llegar muy lejos sin que cueste dinero.
Algunas de las técnicas de Growth Hacking son ya tan utilizadas que muchas veces no se nos ocurriría situarlas en esta metodología de trabajo. Por ejemplo nos referimos al recibir ‘algo’ a cambio de enviar invitaciones. Ya lo utilizó Dropbox (aumentando la capacidad de almacenamiento de quienes enviaran referencias a sus amigos) y en su día lo hizo también Seriesly aumentando los puntos de los usuarios para ver películas y series online para usar tras el envío de invitaciones exclusivas. Esto genera un producto viral que, de funcionar, se convierte en un éxito seguro. Integrarse con otra web o red social también es un ejemplo generalmente efectivo de Growth Hacking, como en su día hizo Spotify con Facebook, creciendo de forma vertiginosa.
La gamificación es otra de las claves. Crear pequeños juegos o retos dentro del propio producto para animar a los usuarios. Por ejemplo llegar a ser Embajador de Blablacar o conseguir estrellas en TripAdvisor. Y otro de los puntos básicos del Growth Hacking es tener claro que el producto que se está presentando es demandado por el mercado y está gustando. Para ello se habla con los usuarios primarios, aquellos que ya existen y que se han interesado por el producto. Una vez en ese punto hay que mejorar lo existente. Aunque el principal objetivo se haya cumplido hay que seguir buscando cómo mejorar, como seguir creciendo. Por supuesto sin olvidar nunca que hay que fidelizar lo que ya se tiene.
El término se ha instalado ya en nuestro país. Ha llegado para quedarse y no se trata solo de una de las nuevas palabras que inundan el mundo digital y que se desinflan sin saber ni cómo llegaron. El Growth Hacker es un perfil profesional ya instalado y necesario.