MARTA SÁNCHEZ.- Siempre he valorado el Metro de Madrid y he considerado que es uno de los mejores de Europa… YA NO. Mi cambio de opinión empezó este verano cuando la espera entre un tren y otro superaban, a determinadas horas, los 15 minutos. Pensé que quizá se debía a la disminución de frecuencia, habitual en esas fechas a causa de la preconcebida idea de que la población, en julio y agosto, disminuye en la Capital y aumentan en las costas. Pero no… El metro sigue siendo lento en otoño y, lo que es peor, ahora hay mucha más gente esperándolo.
La hora punta de la mañana en la línea 7 tiene un metro cada 5 minutos, algo que aumenta hasta casi los 10 a mediodía y por la tarde y que supera los 15 por la noche. En la línea 10 los tiempos son iguales de lentos pero, además, allí hay muchísimo más tránsito Por ejemplo a las tres de la tarde hay tanta gente que he tenido que dejar pasar alguno ante mis narices más de una vez incapaz de entrar en ningún vagón.
Cuando un metro de alguna línea se estropea o tiene un retraso lo avisan por megafonía con un sonido tan acoplado que se hace inteligible. El pasado jueves estuve, exactamente, 15 minutos esperando dentro de un vagón en metro Gregorio Marañón, incapaz de salir por el mogollón de gente de la puerta, con mucho calor y gente cada vez más enfadada. Nadie salía, pero muchos entraban, empujándose cada vez más unos a otros. A la japonesa. Asfixiante y, lo peor de todo, incomprensible. Alguien había anunciado algo por megafonía que no se entendía ¿Por qué no se ponen las averías también en el panel luminoso?.
A todo esto el Metro no ha bajado de precio y suponemos todos que subirá de nuevo en enero como lo hace todos los años. Eso sin obviar la polémica del ticket individual. Pero los servicios que ofrece son cada vez peores: menos metros, menos frecuencia, más sucios, más viejos, más llenos de gente, etc.
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