Dejar atrás a un ‘ex’ nunca ha sido una tarea fácil. En general, las rupturas sentimentales más complicadas son aquellas que se producen de forma brusca, sin que haya indicios que sugieran que una de las partes de la pareja se está desenamorando; pero incluso cuando somos nosotros mismos los que tomamos la decisión de dar por concluida nuestra relación sentimental, también sufrimos un periodo de duelo que normalmente tiene que ver con nuestro autoestima y nuestro sentimiento de culpa. Ante este panorama, los psicólogos insisten en que la clave está en aceptar la situación, reconocer que la historia ha terminado y saber poner el punto final. Sin embargo, las nuevas tecnologías no nos lo ponen nada fácil.
Redes sociales como Twitter y Facebook permiten a cualquiera de los miembros de la pareja espiar todos los movimientos de su ‘ex’: fotos, cambios de estado, círculos entre los que se mueve, nuevas amistades… Es lo que se denomina ‘Vigilancia Electrónica Interpersonal’ (IES, por sus siglas en inglés). Pero ¿qué nos empuja psicológicamente a acechar a nuestra pareja digitalmente? Según un estudio de investigadores de la Universidad de Ohio y de la Universidad de Hawai, publicado en la revista ‘Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking’, el principal factor que nos mueve a supervisar a una expareja es la angustia.
En el estudio, los autores evaluaron los vínculos entre factores tales como el apego (ansiedad frente apego evitativo), la inversión en la relación, el nivel de compromiso, la responsabilidad en la terminación de finalizar la relación, la angustia emocional después de la ruptura, y la búsqueda de alternativas de relación. Descubrieron que todos estos factores pueden ayudar a predecir el nivel de angustia y el tiempo que tardará el paciente en superar el proceso de duelo y llegar a la fase de negociación, es decir, aquella en la que se acepta que la relación ha terminado, se dejan de buscar razones de lo ocurrido y se asume lo que ha pasado.
