‘Salvame Deluxe’ ha sido el rey indiscutible de las noches de los viernes. Muchos han sido los contrincantes que se han quedado en el camino y puede que el soberano se haya relajado hasta el punto de ofrecer semana tras semana lo mismo. Personajes sacados de realitys, romances y rupturas express así como las tribulaciones de sus colaboradores han hecho que se convierta en una caricatura de lo que era.
Es por eso que a nadie le extrañó el éxito de ‘Tu Cara Me Suena’ la noche de su estreno. Muchos nos preguntamos si sería la suerte del principiante, pero Jorge Javier Vázquez y compañía han comenzado a temer por su reinado, lo que les ha llevado a contraprogramar a la competencia con Ylenia, personaje que sería imitado en el programa presentado por Manel Fuentes. Todas las predicciones se cumplieron y el show de actuaciones volvió a ganar la batalla.
Será por eso que ‘Sálvame Deluxe’ ha sacado la artillería pesada y han recurrido a un valor seguro: Kiko Rivera. Alejado de la vida pública durante todo el verano, sus desencuentros con los tertulianos y la necesidad de dinero habrían hecho cambiar de opinión al primogénito de la Pantoja. Y es que en los mentideros se comenta que el ‘dj’ se podría embolsar alrededor de 100.000 euros por sentarse en el plató.
Kiko Rivera ha aireado los trapos sucios de la familia Pantoja, desde la mala relación de Chabelita con su tío Agustín, hasta los altibajos de su relación con su hermana. Sin embargo, se ha negado a hablar de la situación de su madre en prisión. Se ha defendido de las acusaciones de infidelidad y ha aprovechado para avanzar que venderá su boda. Pero todo ha sido de puntillas, como si fuese un mero trámite para continuar con su ajetreada vida.
La única condición de Kiko Rivera para asistir al programa ha sido el veto a Belén Esteban, Mila Ximénez y Kiko Hernández. Finalmente se produjo el esperado cara a cara entre Belén y Kiko tras su paso por ‘Gran Hermano Vip’. También habló con los otros colaboradores vetados donde la tensión era más que evidente. Hubo amenazas, comentarios ofensivos y un entrevistado altivo al que sólo le interesaba cobrar el cheque.