El consumo de bebidas alcohólicas genera más perjuicios que beneficios y no hay una cantidad por debajo de la cual los beneficios superen a los riesgos. Así de tajante se han mostrado siempre tanto la comunidad científica como los expertos en nutrición y dietética. Unos y otros advierten que incluso los patrones de consumo responsable pueden afectar a la vida cotidiana, causando problemas de sueño o teniendo mal rendimiento laboral, y originar graves problemas de salud, como conducir a hipertensión arterial o dañar irreversiblemente las neuronas del cerebro afectando a la memoria, a la capacidad de razonamiento y juicio crítico, y al comportamiento. Entonces, ¿por qué en los últimos años nos han bombardeado con titulares en los que se ensalzan los beneficios del consumo moderado de cerveza?
Para mejorar la salud cardiovascular, para proteger los huesos, para aumentar la fertilidad masculina, para prevenir el envejecimiento celular e incluso para combatir los excesos navideños. De un tiempo a esta parte, resulta que existen estudios de todo tipo que avalan las bondades del consumo ‘moderado’ de cerveza y, ni la prensa ni las sociedades científicas de más reputación, les hacen ascos. Al contrario. Muchos organismos han empezado a romper lanzas a favor de fomentar su consumo. Lo ha hecho la Sociedad Española de Dietética y Alimentación y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Esta última basa su posicionamiento en un estudio realizado en colaboración con el Centro de Información Cerveza y Salud (CICS) que concluye que ‘el consumo moderado de cerveza aporta nutrientes y compuestos bioactivos que pueden ser beneficiosos para la salud’. Esta actitud ha provocado duras críticas por parte de los propios miembros de su asociación, que la tildan de haber ‘perdido el norte’ y le exigen que se retracte. ¿Dónde ha quedado la evidencia de que el consumo de alcohol es abrumadoramente tóxico para el sistema cardiovascular o los estudios del World Cancer Research Institute en los que se desvela que, incluso pequeñas cantidades, debe ser evitado por incrementar el riesgo de desarrollar un cáncer?
Los expertos sostienen que esto es consecuencia de la ‘falta de escrúpulos de las acciones de marketing de algunas compañías y sus ambiciones comerciales’. De hecho, a más de uno le llamará la atención de que de todos los estudios elaborados por el CICS, la principal institución que promueve la investigación sobre las propiedades nutricionales de la cerveza, ni uno solo advierta de las consecuencias negativas para la salud, ni siquiera en los que se refiere a mujeres embarazadas. A ellas, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia les recomienda cerveza ‘sin’ aunque son conscientes de que, por ley, este tipo de cerveza puede tener hasta un 1% de graduación alcohólica.
Las actividades del Centro de Información Cerveza y Salud (CICS) no hacen honor a su nombre. Lejos de ‘informar’ objetivamente sobre cualquier estudio que, siguiendo criterios científicos, tenga que ver con el consumo moderado de cerveza, su actividad tiene que ver con los ‘servicios de publicidad y relaciones públicas’, tal y como puede leerse en el perfil de la empresa cuya razón social actual es ‘Cerveceros de España’. Esto quiere decir que el sustento parte de todas las empresas que fabrican, envasan, distribuyen y/o venden cerveza en nuestro país. Actualmente, sus asociados son Heineken España, Mahou-San Miguel, Damm, Compañía Cervecera de Canarias, Hijos de Rivera y La Zaragozana, quienes elaboran la práctica totalidad de cerveza en el territorio nacional.