El escándalo del software trucado de Volkswagen sigue candente y de plena actualidad. En el caso de España, sigue sin saberse cuáles serán las repercusiones que sufrirán las dos fábricas que hay en nuestro país y qué sucederá con las inversiones que Volkswagen tenía previstas y que superan los 4.000 millones de euros. Javier Montoya, director de la revista ‘Motor 16’ cuales son las líneas que puede seguir la marcar tras este escándalo y cómo han vivido los medios de Comunicación especializados en el mundo del motor esta situación. Iniciamos un serial con los responsables de medios del motor más importantes en España que nos cuéntan cómo han vivido este escándalo y sus repersuciones desde el punto de vista empresarial, ambiental, de Comunicación y de inversión publicitaria.
¿Es posible que otras marcas utilicen trucos como el que se ha destapado en Volkswagen?
No hay nada imposible pero es complicado. El escándalo de Volkswagen tiene una clara intencionalidad de engañar y saltarse las normas y está pensado para ser así. Además, en segundo lugar, Volkswagen ha querido atacar el mercado americano con una estrategia diésel muy potente y el tema de los óxidos nitrosos está más penalizado en América que en Europa. En nuestro caso, todas las marcas con las que hemos hablado en relación a este escándalo niegan cualquier tipo de actuación similar. Sí es posible, pero es poco probable.
¿Lo sabíais los medios especializados?
Nosotros no conocíamos nada de esto. Siempre decimos que las mediciones de consumo son temas de laboratorios exclusivamente. Hemos detectado que los consumos homologados son demasiado irreales para la utilización normal, porque están adaptados a los laboratorios y a las condiciones idóneas. Sin embargo estas pruebas en la vida real no se pueden aplicar, tienen otras condiciones distintas a las de los laboratorios. Esto es algo que debe cambiar, y la Unión Europea ya se ha planteado que los siguientes consumos homologados sean más ajustados a la realidad. Pero en cuanto a la utilización de software o una estrategia para falsear datos, nosotros no teníamos ningún conocimiento.
¿Quiénes mandan en las revistas especializadas?
Somos periodistas, hacemos periodismo y contamos las historias que ocurren. Los anunciantes no rigen nuestra línea editorial y no deciden lo que se publica. Nosotros hemos contado la historia de Volkswagen dando todos los datos que se conocen al respecto, pero nuestra línea editorial la decidimos el equipo directivo de la revista. En un caso como este hemos querido pensar más en lo que puede afectarle al lector, al ser un tema de consumo, que lo que puede afectar a Volkswagen. Mucho más en este caso que ellos mismos han reconocido que claramente para defraudar, engañar e incumplir la norma.
¿Os sentís entre la espada y la pared, de cara a los anunciantes?
Ante esto tengo una anécdota de la semana pasada. En una presentación de una marca del grupo Volkswagen el director de Comunicación se limitó a leer el comunicado oficial que la dirección de Comunicación del grupo les trasladó. Con esto quiero decir que ni ellos mismos saben lo que tienen que contar. Es un escándalo de tal magnitud que no hay una línea oficial. No tratan de influirnos a nosotros, porque no tienen claro todavía los pasos que van a dar. […] Ahora nadie trata de influirnos porque no saben si la posición que ellos tengan hoy va seguir siendo la que tengan mañana.
¿Hasta cuándo durará el secretismo de Volkswagen?
Ahora mismo no saben por dónde empezar. Es el principal grupo de la automoción y este es un escándalo que le puede afectar de manera considerable. Tienen que saber cuál es la estrategia que van a seguir, pero tienen que hacerlo sobre seguro. No es una cuestión de secretismo, todavía están diseñando su estrategia y como van a cumplir los plazos y las exigencias de los diferentes gobiernos.
¿Cómo se pueden evitar este tipo de estafas?
Esos controles tienen que ser mucho más ajustados a la realidad. […] En cuanto las pruebas de homologación se hagan en un ámbito más cercano a la realidad será imposible que la marca pueda reproducir una trama de este calibre. Además, las marcas deberían tener más filtros de seguridad para evitar tentaciones como esta. DE cara a los consumidores, deberíamos pedir que los test que se hacen se ajusten mucho más a la realidad.
¿Cuál será la consecuencia más importante para Volkswagen en España?
Las inversiones anunciadas por el grupo en las dos factorías que hay en España: la de Seat en Martorell y la de Volkswagen en Navarra. Con ellas había comprometidas inversiones de 4.200 millones de euros. Por mucho que el ministro de Industria haya dicho que le han asegurado que esto se va a mantener, creo que todo está en standby. En los consumidores y su gusto por la marca no creo que se vea afectado de manera considerable, porque los motores de ahora ya no tienen problemas de este tipo. Y los coches que están afectados por esto, pasarán por la revisión y los dejarán en las condiciones que idóneas sin costes ni molestias. Evidentemente hay una crisis en la que la imagen del grupo se va a ver afectada, pero en España tenemos la costumbre de que las cosas se nos olvidan muy rápido.
¿Crees que siguen ocultando información?
No lo creo. Ha sido algo tan brutal que habrán comprobado que el resto de motores estarán revisados. Lo que ya no van a hacer es mentir, ya no se lo pueden permitir y estamos todos muy pendientes de sus pasos. Ahora ya les han pillado, lo han reconocido y no van a volver a mentir, ya no tiene sentido.
¿Qué responsabilidad ha tenido la prensa en todo esto?
La prensa no conocía nada de esto, los óxidos nitrosos no se miden ni en la ITV. Una empresa pequeña tiene que fiarse de las grandes. Si un periodista ve cosas raras lo denuncia. Las cifras que nosotros manejamos son siempre reales y las pruebas que hacemos las contamos tal y como son, de forma contrastada. Pero más allá de eso no tenemos más responsabilidad. Además, no conozco ninguna revista que se haya callado este escándalo: sería contraproducente, porque te debes a los lectores que les interesa lo que cuentas. Hacemos periodismo especializado y tenemos que contar las cosas para un lector también especializado, pero no nos callamos nada, y menos con una magnitud de este calibre.